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Preocupación en CiU por la protesta contra el trasvase del Ebro

El consejero de Medio Ambiente, Felip Puig, intentó ya el domingo subirse a la cresta de la ola de la manifestación al afirmar que la asistencia de tantos miles de manifestantes da fuerza al Ejecutivo catalán para negociar en Madrid.

Pero ayer el portavoz de la Plataforma en Defensa del Ebro, Manuel Tomàs, y el presidente de Iniciativa-Verds (IC-V), Joan Saura, le invitaron a que acuda a la próxima manifestación, convocada para el once de marzo en Madrid, si realmente quiere rectificar su posición respecto al trasvase y sumarse a la oposición al proyecto. Saura afirmó que, hasta ahora, lo que CiU ha hecho ha sido 'dar oxígeno' al Gobierno de Aznar en este asunto. Y Tomàs aseguró que las alegaciones presentadas por el Gobierno de Pujol al proyecto del Plan Hidrológico 'son un engaño' que pretende disimular el apoyo al trasvase.

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La credibilidad de Felip Puig en este asunto cayó bajo cero a los ojos de los opositores al trasvase cuando dejó de acudir a la reunión del Consejo Nacional del Agua, en la que el PP consiguió la primera aprobación del proyecto del Plan Hidrológico. A ello se refirió el portavoz del PSC, Miquel Iceta, después de que la comisión ejecutiva de su partido examinara ayer, entre otras cosas, el éxito de la manifestación del domingo. Iceta calificó de 'escándalo' la ausencia del Gobierno catalán en aquella reunión. Cataluña fue la única comunidad autónoma que no estuvo representada. Y agregó que constituye una clara demostración de que el Gobierno de CiU 'ya no es capaz de defender los intereses de Cataluña'. La dirección socialista define así esta situación: 'Nunca como ahora había habido tanta distancia entre las demandas de la gente y la política de la Generalitat'.

Desde el Gobierno de CiU, se reconoce que está ante una de las peores crisis, y de más difícil solución, pues el PP tiene la llave de la mayoría de derechas en el Parlament y nadie en CiU quiere romper la baraja con los conservadores.

'Si rompemos con el Plan Hidrológico, los populares nos pasarán factura en el Parlament', aseguraba ayer una fuente del Ejecutivo. El Gobierno es consciente de que su actitud sobre el trasvase le puede costar una sangría de votos en las comarcas de Tarragona.

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Pero de puertas afuera no pasa nada. Así intentó trasmitirlo ayer desde el Parlament el conseller en cap, Artur Mas, insistiendo en la posición adoptada por Puig. 'El Gobierno catalán está contra el Plan Hidrológico Nacional', dijo, 'pero su manera de expresarlo es presentando alegaciones y negociando con el Gobierno central; para que, en caso de que el plan siguiese adelante pudiera hacerse en las mejores condiciones para Cataluña'.

El PSC interpreta el rechazo masivo al trasvase del Ebro en las comarcas del sur de Cataluña como un importante indicio del fin de la hegemonía del pujolismo. 'Una fuerza política que ha querido presentarse como la gran defensora de la Cataluña no metropolitana ve ahora cómo se le rebelan las comarcas más alejadas de Barcelona', explicó Iceta.

Esta contestación a proyectos avalados por el Gobierno catalán, como el proyecto de central térmica en Mòra la Nova y el parque eólico del Montsant, o apoyados indirectamente, como el trasvase del Ebro, es a juicio de los socialistas particularmente significativa porque se produce, destacó Iceta ayer, en territorios 'en los que podría hablarse de voto cautivo de CiU'.

Desde Cancún (México), donde asiste a una reunión de la élite económica y política mundial, Pujol pasó al contraataque. Destacó que el Gobierno catalán siempre ha respetado a los organizadores de la manifestación y manifestó su convicción de que ésta contribuirá a la discusión de los asuntos que se plantean. Comenzó poniendo en cuestión el principal lema de los manifestantes. 'Se habla de una nueva cultura del agua. ¿En qué consiste? Sobre todo para las cuencas interiores de Cataluña, en las que hay poca agricultura, lo que permite poco ahorro', dijo.

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