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MÚSICA EN 7D

Del arrebato de la argelina Cheikka Rimitti al estruendo de Deftones

Entre el sosiego de Wim Mertens o Haig Yazdjian y el estruendo de Deftones, la semana se presenta entretenida y variada con algunos cambios sobre lo que estaba programado. No habrá mañana concierto solidario en el Palacio de los Deportes con estrellas del flamenco por El Salvador; se suspende David Gray, por enfermedad familiar; The Posies se traslada a Revólver, y definitivamente Navajita Plateá presenta su nuevo disco en Madrid tras varios cambios de fechas. La actuación más estremecedora de estos días acaso sea la de la argelina de 76 años Cheikka Rimitti, una luchadora incansable considerada la gran dama del raï.

- Una vida de lucha. Hablar de la legendaria Cheikka Rimitti como de la gran dama del raï es, de todas formas, simplificar demasiado una apasionante historia. En las tabernas y cafés de Orán (Argelia), allá por los años treinta, cuando convivían franceses, españoles, judíos, árabes, turcos o bereberes, se empezaron a cantar canciones que se desmarcaban del sentimiento religioso que predominaba en la música popular argelina. Cheikka Rimitti procede de aquellos lugares en los que se cantaba al sexo, a la diversión, a los placeres de la vida, pero que al tiempo denunciaban situaciones injustas sobre la emigración, la política o las viejas costumbres. En una Argelia prerrevolucionaria y preindependentista, Rimitti se atrevió a cuestionar en alguna canción los matrimonios arreglados, muy propios entonces de la cultura árabe. La revolución y la independencia la consagró y la hizo muy popular en su país, pero la vuelta a algunas situaciones integristas la obligan a vivir en París desde hace una década. Junto con el viejo Aisir, su influencia en el raï posterior (Khaled, Rachid Taha, Faubel...) es decisiva, pues a pesar de tener 76 años no ha dudado en compartir proyectos con artistas que podrían ser sus hijos y que están a años luz de su estilo. Cargado de vitalidad, Nouar es el disco que viene a presentar y en el que Rimitti se muestra vital y salvaje, de garganta seca y conmovedora.

- El piano de las grandes minorías. Win Mertens es otra aportación exquisita a la música de esta semana. Este pianista belga, consagrado por alguna destacada banda sonora y por habérsele nombrado, a su pesar, abanderado de un concepto tan equívoco como el del minimalismo, acude a presentar Der heisse Brei, su último disco. La repercusión de su música echa por tierra las teorías que aseguran que la música pausada, sencilla, seria y exquisita no tiene apoyo popular. De las obras de Wim Mertens se llegan a vender considerables cifras, en algunos casos superiores a las de afamadas estrellas del pop, y sus conciertos suelen colgar el cartel de 'No hay entradas'.

- Flamenco de ayer y hoy. Hablando en plata se llama el nuevo disco del dúo jerezano Navajita Plateá, el cuarto de una carrera en la que han consagrado un sonido único por encima de conceptos como nuevo flamenco o flamenco-pop. Lo que ellos mismos definen, para dejarse de zarandajas, como sonido navajita. Además, Manuel de los Santos, nieto de Agujetas de Jerez e hijo de Agujetas, continúa la saga familiar y esta semana estrena disco al amparo del programa Artistas en ruta.

- El rock y el jazz. Fabio de Miguel formó dúo con Almodóvar en los ochenta, y ahora lo hace con Luis Miguélez tras unos años de vida al límite. De Miguel lidera McNamara y se reencuentra en Rock Station, un disco que redime a los perdedores de la movida.

Pero es la de Deftones la actuación cumbre del rock. Su pose guerrera ya se escuchó el pasado septiembre en Móstoles en la fiesta de presentación de lo que va a ser el Festimad 2001. Con Linkin Park y Taproof ya han agotado las entradas para La Riviera.

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Jerry González no ha aguantado mucho en Nueva York y ha regresado a Madrid. Clamores lo acoge dos domingos seguidos. Jazz hay también en la propuesta de Calexico, un curioso dúo que lo mezcla con sonidos mexicanos y rock. El argentino León Gieco pone la nota poética de la semana. Su obra es inmensa, aunque en España se le conoce por ser el autor de Sólo le pido a Dios, tema que popularizó hace un par de décadas Ana Belén.

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