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El fiscal pide 12 años para la esposa del abogado Rodríguez Menéndez

Aún no hay fecha para el juicio, que se celebrará este año en la Audiencia de Madrid. Aparte de Laura Fernández y Nacho, también se sentarán en el banquillo Rafael Bravo -el hombre que conducía la moto, marca Kawasaki, desde la que el supuesto homicida disparó al letrado- y Ángel Suárez Flores, por encubrir el crimen. Para Bravo, la fiscalía solicita 10 años de prisión como coautor del asesinato en grado de tentativa, y para Suárez, tres años de cárcel.

En su escrito, el fiscal detalla con precisión los tejemanejes que urdió presuntamente Laura Fernández para segar la vida de su marido. Describe que Fernández y Nacho se conocieron durante las gestiones para la compra de un vehículo de importación destinado a su marido, en el concesionario Berlins Cars, en la calle de Arturo Soria, y relata cómo ambos mantuvieron diversos encuentros posteriores en los que la mujer le comentó sus avatares conyugales. En una de esas citas, siempre según el fiscal, ambos acordaron robar en la lujosa casa que Rodríguez Menéndez posee en Las Rozas. La mujer informó a Nacho de las medidas de seguridad que hay en el chalé y de la ubicación de las cajas fuertes. Precisó que guardaban cerca de 70 millones de pesetas.

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Según el fiscal, Fernández y Nacho se reunieron el 16 de junio de 1999 en un restaurante de la carretera de A Coruña para concretar el robo. Sin embargo, la mujer fue mucho más allá y ofreció a Nacho '50 millones de pesetas, un reloj Cartier y un polvo', según relata el fiscal, a cambio de que matase a su esposo. El hombre aceptó y ambos quedaron en ejecutar el plan en Marbella, el 17 de junio, aprovechando que Rodríguez Menéndez debía desplazarse allí para un asunto jurídico.

Sin embargo, ese mismo día volvieron a verse y Nacho comentó a Fernández que 'no se ariesgaba' a ejecutarlo en Marbella y que prefería hacerlo esa misma noche, cuando Rodríguez Menéndez volviese a casa de un viaje que había realizado a Bilbao. La presunta instigadora accedió a poner en marcha el plan esa misma noche y compró un teléfono móvil para informar a Nacho de los pormenores del viaje. El objetivo era matar a Rodríguez Menéndez cuando se acercase al chalé en su coche Mercedes 600. El abogado viajaba acompañado de dos colegas de su despacho y de su chófer, Daniel Maristany, quien también ejercía labores de escolta.

Fernández, en contacto permanente con Nacho a través del móvil, llamó avanzada la noche al teléfono de su marido y al del chófer para saber en qué lugar del trayecto hacia Madrid se hallaban. 'Ya están en la M-40', le dijo hacia la una de la madrugada a su cómplice. Según el fiscal, cuando el vehículo de Rodríguez Menéndez se aproximaba a su domicilio, Nacho, que iba de paquete en la Kawasaki, conducida por Rafael Bravo, sacó de una mochila una pistola y efectuó un disparo al letrado, que viajaba en el asiento delantero derecho del Mercedes, 'con ánimo de acabar con su vida', según el fiscal.

La bala le perforó un pulmón, a la altura de la arteria aorta. El abogado habría muerto de no ser por la rapidez con la que fue atendido en el hospital Clínico. Los dos ocupantes de la motocicleta emprendieron de inmediato la huida. Pero el chófer de Rodríguez Menéndez se apeó del vehículo y disparó varias veces a los ocupantes de la Kawasaki. Uno de los disparos impactó en el glúteo de Nacho, quien logró huir a toda velocidad. A continuación informó al también procesado Ángel Suárez de que estaba herido y necesitaba un médico. Suárez hizo gestiones para buscarle un médico y, finalmente, lo llevó hasta un veterinario de Rivas-Vaciamadrid, conocido de Nacho. Éste aseguró que había recibido un disparo de escopeta durante una sesión de caza.

El veterinario practicó las primeras curas e instó a Suárez a que llevase a su amigo a un centro sanitario de Madrid. 'Yo no puedo hacer nada más', alegó.

La policía dio con los supuestos agresores porque tenía pinchados varios teléfonos de personas próximas a Suárez -al que investigaban como supuesto cerebro de una banda que atracaba bancos- e interceptó una conversación en la que éste decía estar buscando un médico porque un amigo suyo -Nacho- tenía problemas. El 18 de junio, la policía efectuó un registro en la vivienda de Nacho, en Torrelodones, y halló un permiso de conducir falso a nombre de Rafael de Diego. Los agentes ataron cabos y dieron con Nacho, quien, al ser detenido, inculpó a Laura Fernández como inductora del crimen.

Rodríguez Menéndez anunció ayer que pedirá para su ex esposa una pena similar a la que solicita el ministerio público.

Laura Fernández, a su llegada a los juzgados de Majadahonda en junio de 1999.
Laura Fernández, a su llegada a los juzgados de Majadahonda en junio de 1999.EFE

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