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Una mujer, herida grave al asestarle 20 puñaladas su marido en presencia de sus hijos

La víctima bajó a la calle y cruzó la acera para pedir a los vecinos que la llevaran al hospital

La violencia familiar hizo su aparición de nuevo en la capital. Una mujer, Antonia Rodríguez Menéndez, de 25 años, recibió ayer cerca de 20 puñaladas de mano de su marido, Rafael Escudero Vargas, de 25 años, en su domicilio familiar y en presencia de los dos hijos de ambos, de tres y cinco años, según informó anoche una portavoz de la Jefatura Superior de Policía. La pareja llevaba viviendo sólo tres días en su piso, recién reformado, en el distrito de Latina.

Los hechos ocurrieron alrededor de las ocho y media de la noche. La sala del 091 del Cuerpo Nacional de Policía recibió una llamada del servicio de urgencias del hospital Doce de Octubre. Había ingresado una mujer joven, Antonia Rodríguez Menéndez, con el cuerpo cosido a puñaladas. Su pronóstico era grave, aunque, en principio, los médicos no temían por su vida.

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Según el relato policial, se inició una discusión familiar en el domicilio del matrimonio, en el tercer piso del número 22 de la calle de San Canuto, en la Colonia del Olivar. El marido cogió un arma blanca, al parecer un cuchillo de cocina, con la que asestó las puñaladas a la mujer. La víctima salió tambaleándose de la vivienda y logró alcanzar la calle, tras bajar los tres pisos. Las escaleras estaban llenas de gotas de sangre de las heridas.

La mujer cruzó la calle y pidió ayuda a una familia que vivía en una vivienda del bajo de la acera de enfrente. Nada más golpear la puerta con las pocas fuerzas que la quedaban, cayó tendida en el suelo. Un hombre que acababa de llegar de su trabajo, la recogió en su vehículo y la llevó al hospital Doce de Octubre. 'La mujer se quejaba mucho de que las puñaladas la habían alcanzado una parte cercana al corazón y de que le dolía mucho, no paraba de quejarse', señaló uno de sus vecinos, que no quiso dar su nombre. En el hospital fue intervenida de urgencias. Los médicos informaron a la policía de que al parecer 'iba a salvar la vida'.

Mientras, el marido permanecía en el corredor exterior que une las distintos pisos del bloque. Ahí permaneció cerca de media hora. 'No nos hemos dado cuenta de que estaba allí hasta que le hemos visto que iba andando de un lado a otro por ese pasillo', comentaron varios vecinos de la zona. Después bajó lentamente por las escaleras y, en lugar de salir por la calle de San Canuto, abandonó el portal por el lado opuesto, que desemboca en la paralela calle de San Fulgencio. 'Iba tranquilo, andando como si no hubiera pasado nada. Después ha seguido andando hacia el paseo de Extremadura', explicó el vecino.

Mientras, los niños se quedaron solos en su domicilio. Los dos pequeños, de tres y cinco años, estaban desnudos en medio de la escalera hasta que un vecino de su misma planta los recogió.

Los niños no paraban de decir al vecino 'mamá tiene sangre, papá le ha pegado'. Este vecino entró en la vivienda y vio toda la estancia principal llena de sangre. La casa, humilde, cuenta con un pequeño salón, dos dormitorios, una cocina y un cuarto de baño. 'Yo he vestido a los niños y les he sacado de ahí, porque no era un lugar para que se quedaran las criaturas, encima solos. No paraban de llorar ante lo que habían visto', añadió este vecino. Los niños pasaron la noche con la familia del hombre que había llevado a Antonia Rodríguez al hospital.

La policía montó anoche un dispositivo especial con todos los coches patrulla de la zona para intentar detener a Antonio Escudero Vargas. Los vehículos policiales peinaron el distrito, sin que, en principio, diera resultado. Según informaron fuentes policiales, no figuraban denuncias previas de malos tratos ni había constancia de que la mujer hubiera sido atendida por la sección de atención a víctimas de la violencia doméstica. El supuesto agresor también carece de antecedentes.

Cuchillo de cocina

Agentes de la Brigada de Policía Científica inspeccionaron a última hora de ayer el domicilio del matrimonio. También acudieron al lugar efectivos del Grupo de Homicidios de la Brigada de Policía Científica. Además de sacar las huellas y fotografías del lugar, encontraron un cuchillo de cocina con las cachas de madera entre un Renault 21 y una furgoneta Express cerca de la vivienda de Antonia Rodríguez. Los policías investigaban si había sido el arma utilizada en la agresión. Un par de coches patrulla vigilaban las entradas de la calle de San Canuto y del portal por si volvía el marido de la víctima.

Los vecinos de la calle de San Canuto no conocían casi de nada a la familia, debido al poco tiempo que ésta llevaba en el barrio. Varios de los residentes afirmaron que el trato había sido 'mínimo'. Los vecinos aseguraron que el matrimonio se había limitado a decir que había estado arreglando durante el último mes la vivienda. De hecho, la reforma no había terminado. Todavía estaban pendientes 'de algunos retoques', según explicaron algunos conocidos. 'Es una familia que ha venido aquí porque la Empresa Municipal de la Vivienda le ha dado la casa', señaló un vecino. 'Se veía que eran gente maja y agradable, sobre todo ella. Ha venido esta tarde y me ha dicho que si quería tiestos para las ventanas porque ella tenía muchos', explicó otra vecina. La Colonia del Olivar es un barrio de origen humilde, poblado en su mayoría por personas realojadas.

El año pasado murieron en la Comunidad de Madrid 19 mujeres víctimas de malos tratos. La muerte de una mujer apuñalada en Torrelodones el 29 de diciembre fue la última de la lista. En toda España, el número se incrementó hasta los 65 fallecimientos.

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