_
_
_
_
Reportaje:

El 'resfriado' se convirtió en embolia

Una bilbaína de 30 años sufre el 'síndrome de la clase turista' después de un vuelo de 11 horas a Costa Rica

La luna de miel de Lorea Mendoza acabó en el hospital de Cruces, en Barakaldo (Vizcaya). Salió sana de Bilbao, llegó a Costa Rica 11 horas después, con 'un resfriado', y cuando ingresó en Cruces, a los 15 días, 'el resfriado se había convertido en una embolia'. Estuvo 17 días hospitalizada y el tratamiento posterior con Sintrón duró un año. Fernando Uresandi, el médico que la trató, confirma que podría tratarse del síndrome de la clase turista. 'Es casi seguro que hay relación' entre el vuelo y la dolencia, declaró el neumólogo.

Lorea empezó a notarse mal después del viaje de ida, que realizó en marzo de 1999. Tenía problemas para respirar y le dolían los pulmones y las piernas, pero los médicos de Costa Rica le diagnosticaron un simple resfriado. Al llegar a Madrid, tras pasar otras nueve horas en el avión, se encontró 'fatal'. El enlace con el vuelo a Bilbao se retrasó siete horas. Desesperada, Lorea fue directamente a urgencias. En el hospital de Basurto no supieron decirle qué tenía, por lo que, según relata la interesada, su médico de cabecera la envió al centro de Cruces, donde, 'gracias a que una enfermera había leído sobre el síndrome', acertaron con la causa de su malestar.

Más información
La OMS confirma la relación entre viajar en avión y la trombosis

El Centro Interdisciplinar de Medicina Aeronáutica (CIMA) de Madrid confirma el diagnóstico del médico vasco. El de Lorea 'es el antecedente más claro de síndrome de la clase turista que conocemos', afirmó el doctor Francisco Ríos, director de la investigación que la Dirección General de Aviación Civil ha encargado al CIMA. Otros casos posibles, como el de un hombre de 74 años que falleció en febrero de 2000 en el hospital Ramón y Cajal de Madrid tras 'caer fulminado en el aeropuerto' al llegar de Caracas, según su sobrina, no parecen tan claros, al confluir otros factores de riesgo, como la edad del fallecido.

En cambio, el historial de Lorea Mendoza, investigadora de la Fundación Inbiomed de San Sebastián, parece el típico del paciente del síndrome de la clase turista, un conjunto de síntomas que los expertos, sobre todo los relacionados con las compañías aéreas, prefieren denominar trombosis venosa grave (DVT, por sus siglas en inglés). Aparte del viaje en avión, no presentaba otros factores de riesgo. Como explica Uresandi, se trata de una mujer joven -tenía 30 años en el momento de ingresar en el hospital-, sin antecedentes ni hábitos peligrosos, 'no gruesa y sin varices'. 'Tan sólo podía verse afectada por alguna medicación que tomaba', comentó el médico.

Pero el caso de Lorea no entrará en el estudio que ha solicitado Aviación Civil. 'El encargo nos acaba de llegar y de momento lo único que hemos hecho es contestar que lo vamos a hacer', ha declarado Ríos. El especialista explicó que lo más seguro es que su trabajo no sea 'retrospectivo'. Es 'bastante difícil' que en los historiales médicos redactados hasta ahora por los servicios de urgencias figure el dato de si el paciente había realizado recientemente un viaje en avión, comentó Ríos, así que no se podrá establecer la relación causa-efecto. 'Lo primero que hay que hacer es definir las líneas de actuación y establecer un protocolo' que permita reunir la información, explicó el especialista.

Todo viaje de más de cuatro horas en un sitio estrecho, o mantener una posición inmóvil durante ese periodo de tiempo, es un riesgo para la aparición de pequeños coágulos, sobre todo en las piernas. 'A veces, esos trombos no se notan', aclara Uresandi, 'pero se desplazan y pueden llegar a los pulmones, lo que le da más gravedad al cuadro, al producir una embolia pulmonar', explica.

Aparte de Aviación Civil, también la Asociación de Aerolíneas Europeas va a formar un grupo de trabajo que analice la DVT. La misma nota en que anuncia esta investigación ya adelanta algunas de sus conclusiones, en las que coinciden todos los expertos. Se recomendará a los viajeros beber abundantes líquidos (no bebidas alcohólicas), no fumar, tener cuidado con la medicación y realizar ejercicios de pies y pantorrillas. Las líneas aéreas españolas se han comprometido a informar a sus pasajeros sobre el riesgo de la DVT y las precauciones que deben tomar.

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) apunta las mismas cautelas, pero insiste en que, ante su peligro en caso de turbulencias, debe 'desaconsejarse' que los pasajeros 'den paseos' dentro del avión.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_