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La Generalitat aplica una drástica reducción a la ampliación de Baqueira

El Departamento de Medio Ambiente anunció ayer que la estación invernal de Baqueira-Beret no podrá crecer, como pretendía, hacia el valle de Àrreu porque el proyecto afecta de lleno a una zona protegida y de alto valor ecológico, incluida además en el Plan de Espacios de Interés Natural (PEIN) de la Generalitat. Sin embargo, para autorizar la ampliación de las pistas de esquí, propone varias modificaciones que pueden mermar considerablemente la rentabilidad del proyecto.

Estos retoques, que dan parcialmente la razón a los colectivos ecologistas que se oponían a la ampliación, suponen una reducción de la superficie total de la propuesta de 1.370 a 610 hectáreas, de las que sólo 335 afectan a espacios protegidos por el PEIN, 'concretamente los más periféricos y de menor valor ecológico'. Pero lo más importante de esta resolución de Medio Ambiente es que se limita la nueva superficie esquiable a 90 hectáreas, se eliminan los telesillas y las pistas previstas en las zonas Pinatar y Muntanyó y se reduce el número de pistas y de elementos artificiales del resto del proyecto: se suprimen 6 remontadores, 2 núcleos de servicios y 10 kilómetros de nuevas pistas forestales.

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Valle de Àrreu

A juicio de los responsables de Medio Ambiente, con estos recortes se evitan en gran medida los daños a las zonas protegidas y de mayor valor ecológico, ya que quedan excluidos del proyecto el valle de Àrreu, principal caballo de batalla de los ecologistas, y el núcleo de Sorpe, donde Baqueira-Beret quería construir una gran zona residencial y de servicios y ubicar el acceso principal a la estación por el Pallars Sobirà. Por tanto, quedan fuera del proyecto 625 hectáreas del PEIN del Alt Àneu (500 de bosques de pino negro del Pinatar y Muntanyó, 75 de la zona de Serrat de Garrabea y 50 del triángulo central del Clot de Rialba) y otras 135 hectáreas no protegidas, aunque de gran valor ecológico, en las zonas de Tuc de la Llança y Tuc de la Cigalera.

Para garantizar el acceso al nuevo dominio esquiable desde el Pallars, la propuesta de la Generalitat aconseja que se aprovechen las infraestructuras ya existentes en el corredor de la Bonaigua e insta a la empresa para que amplíe la estación de esquí por la zona de la Peülla hasta enlazar con la zona del refugio de la Mare de Déu de les Ares.

El director general de Baqueira-Beret, Aureli Bisbe, mostró ayer su contrariedad al conocer la decisión de Medio Ambiente. 'Está claro que no nos dejan hacer el proyecto que queríamos. La resolución de la Generalitat introduce planteamientos muy diferentes que requieren que la estudiemos con mucha calma. Los cambios son tan importantes que tal vez tendremos que reconsiderar muchas cosas', señaló Bisbe.

Por el contrario, en la sede de la Plataforma por el Desarrollo Sostenible del Macizo de Beret, asociación que reúne en su seno a las principales organizaciones ecologistas y excursionistas de España, se recibió con notable satisfacción el recorte que la Administración autonómica ha impuesto a la ampliación de la estación de Baqueira porque ello supone un reconocimiento a la labor de oposición a la ampliación del centro invernal realizada en los últimos meses. Toni Costa, miembro de la entidad conservacionista, dijo que la exclusión del valle de Àrreu es una buena noticia, pero en cambio criticó que la Generalitat permita construir pistas de esquí en la zona protegida de la Peülla, ya que con ello, añadió, 'creará un precedente peligroso'.

El proyecto original presentado en 1999 por Baqueira-Beret preveía una inversión de 10.000 millones de pesetas para construir 30 kilómetros de nuevas pistas de esquí en una zona virgen de 153 hectáreas situada en el valle de Àrreu, donde una red de 12 telesillas y varios remontadores con capacidad para transportar hasta a 27.000 esquiadores por hora conectaría la localidad de Sorpe con la cota 2.600 de la estación, cerca ya del puerto de la Bonaigua. Este proyecto levantó una fuerte oposición entre los ecologistas y asociaciones proteccionistas, que señalan que, de llevarse a la práctica tal como preveía el proyecto de Baqueira, se haría un daño irreversible a determinadas zonas de altísimo valor paisajístico y ecológico.

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