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Reportaje:

La felicidad de las cosas pequeñas

Ocho disminuidos psíquicos severos comparten las tareas del hogar en una vivienda tutelada de Cheste

Hacer las camas, preparar la comida o poner la mesa son actividades que la mayoría de personas realiza sin plantearse las dificultades que pueden entrañar para otros y la satisfacción que se consigue cuando se logran. Gracias al proyecto Vivienda Chirrín que se desarrolla por iniciativa de la Residencia La Humanitat de Cheste, adscrita al Consorcio Valenciano de Servicios (Convaser), ocho disminuidos psíquicos severos conviven y comparten las tareas del hogar y todo lo que supone el funcionamiento de una casa ayudados por monitores. Ésta es la primera experiencia de vivienda tutelada para disminuidos psíquicos severos en la Comunidad.

Según explica la psicóloga del centro, Palmira González, la experiencia se inició al comprobar que 'existía un grupo de chicos con deficiencia severa-alta pero con capacidad para desarrollar distintas habilidades domésticas y que además les gustaba'. Gracias a esto el centro La Humanitat puso en funcionamiento el 1 de junio de 1998 un piso tutelado para los disminuidos psíquicos profundos y surgió Vivienda Chirrín, que toma el nombre de la calle de Cheste en la que está situada.

Un día normal en la vida de estas personas comienza como el de cualquiera; se levantan, hacen el desayuno, se asean, 'llevan la casa en definitiva', comentan desde La Humanitat. Seis de sus inquilinos acuden a clases en el centro ocupacional Vía Libre de Buñol y el resto acude a la Residencia La Humanitat donde se integra en la actividad del centro. 'Lo que queremos es darles un hogar. Muchos de ellos llevan varios años en distintas instituciones y tienen la necesidad de tener un espacio más privado. De esta manera, se consigue normalizar más su vida al tener una casa y además se integran en la comunidad porque ellos mismos van a comprar y utilizan los recursos que les ofrece el pueblo', comenta Palmira González. Con esta iniciativa los disminuidos psíquicos han aumentado su calidad de vida. 'Ellos son como una familia, viven con sus cuidadoras. Este proyecto tendrá una continuidad porque aumenta la integración y autonomía, ellos están más sanos y se les ve más felices. Nuestro objetivo es potenciar esas habilidades desde el punto de vista de una terapia ocupacional. No se busca ningún rendimiento económico', destaca el director de La Humanitat, Vicente Domingo.

Los residentes en Casa Chirrín también van más allá de las tareas de la vivienda y se encargan de realizar un trabajo de planchado de servilletas y manteles para un restaurante de Chiva dos tardes a la semana. 'Con esto consiguen un dinero extra con el que se pueden comprar lo que todo el mundo, chicles, revistas, etc, lo que les guste', comentan los responsables de la residencia.

El centro La Humanitat, del que depende este proyecto, atiende a 66 personas de entre 18 y 55 años de edad; 58 viven en la Residencia y 8 en el piso tutelado de Chirrín. El centro lleva abierto desde principios de los ochenta y antes pertenecía a la Asociación de padres de disminuidos psíquicos (Asprona). Desde 1986 forma parte de la red de centros que el Convaser tiene en la Comunidad Valenciana. El edificio de La Humanitat ya no es apropiado para este modelo asistencial, por lo que la Consejería de Bienestar Social está construyendo un centro nuevo en la propia localidad de Cheste. Su distribución contempla cinco chalets de una planta; en cada uno vivirán 12 disminuidos psíquicos y les unirá un patio común.

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