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Reportaje:EL CENTENILLO | EXCURSIONES

Mimosas de plata

Los alrededores del antiguo poblado minero de la Sierra de Andújar están repletos de especies botánicas

Un suave camino de poco más de un kilómetro entre pinos, que protegen del aire durante el invierno y de los rayos del sol en los calurosos meses de verano, lleva desde El Centenillo hasta lo que fue la sala de máquinas de una antigua mina británica de esta localidad residencial del municipio de Baños de la Encina (Jaén). Apenas dos kilómetros a pie arrastran al paseante hacia la vista de un impresionante valle en el que durante los meses de berrea, provistos de anteojos, se pueden divisar las peleas de ciervos.

El único ruido que perdura es el del río entre el olor de la mejorana, que está empezando a brotar ya en los campos de este espacio situado en Sierra Morena. La flor morada del romero también surge en los márgenes del camino semicircular desde el que se divisa el monte El Puntal. Unos bancos de hierro, recién instalados e integrados con pintura verde en el mismo paisaje, permiten un momento de descanso.

El pozo del que se surtía la mina ahora está vallado para incrementar la seguridad y junto a él se eleva lo que queda de un edificio abandonado, construido en piedra por los ingleses que acudieron a Sierra Morena para obtener plomo mezclado con plata. En el monte que se eleva frente al valle todavía se mantiene, casi como recién construida, una de las chimeneas de la fábrica en ladrillo rojo, una de las características de las inmediaciones mineras de El Centenillo.

En los alrededores abundan los espárragos silvestres, que los aficionados buscan, como los níscalos durante el mes de diciembre, junto a los pinos de repoblación. Para encontrar los espárragos hay que pegarse 'una mano de andar', como dicen los habitantes de esta población entre las fincas de propiedad privada que salpican Sierra Morena. Llegar hasta el Cerro de San Cristóbal permite, además de encontrar esparragueras o setas, apreciar otra de las vistas impresionantes que ofrece el término municipal de Baños de la Encina. Aunque hasta llegar al cerro es necesario hacer como los jabalíes, ir peleándose con las jaras que pueblan el camino.

Entre las recompensas gastronómicas que ofrece el suelo se encuentran los ajos y las collejas, abundantes a lo largo de l invierno, mientras que entre las visuales destacan las mimosas, ahora en floración, con las que en El Centenillo hacen centros de hojas secas para los jarrones.

Lo que fue un poblado minero hasta 1963 se ha convertido ahora en una zona residencial que aprovecha las antiguas casas de estilo inglés. Fue una compañía británica la que explotó el plomo. Su huella todavía permanece en todo el territorio. Entre los restos que perduran se encuentra el campo de fútbol que, según los habitantes del lugar, es el tercero más antiguo de los construidos en España. El Pizarrón sigue siendo utilizado por los niños; las gradas acogen a adultos deseosos de ver un encuentro futbolístico en plena naturaleza.

Las viviendas de El Centenillo, que se vendieron en los años sesenta a mil pesetas por habitación en las casas más modestas y a 3.000 las que pertenecieron a responsables de las minas, se han revalorizado ahora con la presencia de madrileños y andaluces que buscan huecos junto a la naturaleza. Y en esta población de Jaén han encontrado agua en el río, abundante vegetación y un clima privilegiado.

La queja que perdura entre habitantes, visitantes y excursionistas es la derivada de las vallas que se instalaron en la finca de Selladores. Se trata de un paraje del Parque Natural Sierras de Andújar en el que destaca la presencia de especies como el pino. Lo que fue un lugar abierto de esparcimiento, junto a una finca propiedad del Estado para protocolo, se ha convertido en una fuente inagotable de conflictos al quedar cercenadas las posibilidades de paseos a consecuencia de las vallas. Las movilizaciones consiguieron que, en lugar de permanecer justo en los lindes de la carretera, se hayan retranqueado para permitir pequeñas excursiones que no satisfacen del todo a los asiduos.

Recolección silvestre

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