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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Asesinatos selectivos

La acción palestina más mortífera contra Israel en cuatro años, y el medio utilizado -un autobús lanzado contra la multitud de una parada-, ilustra ejemplarmente la degradación del conflicto. Y anticipa lo que cabe esperar si Ariel Sharon, primer ministro electo y convencido partidario de los métodos expeditivos que también ha empleado el laborista Ehud Barak, no entiende que Israel nunca tendrá la paz que desea si continúa practicando, aunque con los medios más refinados que le da su capacidad económica y tecnológica, el mismo terrorismo que condena en sus adversarios. Con el agravante de que las represalias israelíes no se ciñen a aspectos militares, sino que incluyen el bloqueo sistemático de los territorios ocupados, lo que priva de sus medios de vida a decenas de miles de palestinos.

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Un palestino mata a ocho israelíes al arrollarles con su autobús en una parada

Israel ha recurrido con frecuencia a la eliminación física de sus oponentes, pero en los últimos meses ha hecho del asesinato selectivo política de Estado. Sus helicópteros artillados dieron muerte el martes en Gaza a un jefe de seguridad de Yasir Arafat, que, según Tel Aviv, trabajaba para Hezbolá. Al menos otra veintena de activistas palestinos han sido liquidados recientemente por procedimientos similares. Es una práctica intolerable, se vista como se vista, que ha sido rotundamente condenada por la Unión Europea, el primer socio comercial de Israel, y que incluso Estados Unidos, el superpoder protector del Estado hebreo, ha comenzado a criticar. Y es un error político de primera magnitud esperar que por estos procedimientos, que vulneran radicalmente el derecho internacional, se va a amilanar a una población tan joven y frustrada como la palestina.

Entre Israel y los palestinos se está instalando una dinámica acción-reacción insoportable si se quiere evitar la guerra. José María Aznar, que se entrevistó ayer con Barak y Sharon después de haberlo hecho con Arafat, ha constatado el agudo deterioro del conflicto y las nulas posibilidades de una nueva conferencia de paz a corto plazo. Sharon tiene poco más de un mes para formar Gobierno, que quiere hacer de unidad nacional incorporando a él a Barak. Pero los israelíes ya están pensando, tras el atentado de ayer, en estrangular aún más el acceso de trabajadores palestinos a sus fronteras, pese a que, según Naciones Unidas, la pobreza en los territorios ocupados ha crecido un 50% desde que se agudizó la crisis. Fomentando la desesperación de sus inevitables vecinos, Israel no alcanzará la seguridad que reivindica.

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