González denuncia una 'cacería' civil a Tomás y Valiente antes de que lo matara ETA
El homenaje a Tomás y Valiente, presidente del Tribunal Constitucional desde 1986 a 1992, fue organizado por el Instituto de Cultura del Sur de Madrid, fundado por los Ayuntamientos de Getafe, Móstoles, Fuenlabrada, Leganés, Parla y el Club Enlace. El acto fue presentado por la periodista Concha García Campoy y reunió a unas 500 personas, anoche, en el Ayuntamiento de Fuenlabrada. Intervinieron el presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón; el presidente del Tribunal Constitucional, Pedro Cruz Villalón; el ex presidente del Gobierno Felipe González; el rector de la Universidad Carlos III, Gregorio Peces Barba; el rector de la Universidad Rey Juan Carlos, Enrique Otero; Francisco Tomás y Valiente, hijo, y el consejero delegado de PRISA, Juan Luis Cebrián, entre otros.
Felipe González resaltó que una de las lecciones que se debería extraer de la etapa final de Tomás y Valiente, cuando ya había dejado de ser presidente del Constitucional, es que no fue defendido como necesitaba, y como merecía, de la 'infame cacería' a la que le sometieron 'mercenarios de la pluma', que perseguían su 'muerte civil', y que sólo cesó cuando murió a manos de ETA, en 1996. El ex presidente hizo un llamamiento a sacar como conclusión la necesidad de 'aprender a ser ciudadanos, para no caer otra vez en aquel error' y, a la vez, dar respuesta al interrogante angustioso de los miles de estudiantes que el 14 de febrero de 1996, el día que Tomás y Valiente fue asesinado, preguntaban 'qué hacer' ante la aniquilación de una personalidad de esa talla.
El ex líder socialista describió su amistad con Tomás y Valiente como la que tienen personas que comparten sus preocupaciones 'a cambio de nada', y relató, con cierta ironía, que le escogió por su sabiduría y valía intachable para consejero de Estado, no 'para consejero de una empresa pública o privatizada'.
González recordó que el mismo día en que falleció Tomás y Valiente éste había escrito en un artículo periodístico que 'cada vez que matan a un hombre en la calle nos matan un poco a cada uno de nosotros'. El ex líder socialista no desaprovechó la ocasión de recordar los comentarios que hizo el entonces líder de la oposición, José María Aznar, en el sentido de que el éxito de la manifestación de protesta por el asesinato de Tomás y Valiente era un termómetro de la insatisfacción con la lucha antiterrorista dirigida por el Gobierno.
El presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, coincidió en parte con el mensaje de González al rebelarse frente al 'silencio deshonesto ante la muerte de cualquier hombre, y más ante personalidades como Tomás y Valiente'. Un 'servidor público' del que elogió su 'clara noción de progreso y el empleo de la razón de Estado para los derechos y libertades de los individuos'. El presidente de Madrid celebró la iniciativa de los ayuntamientos del sur de la capital para instaurar un premio anual que llevará el nombre de Tomás y Valiente y que estará dedicado a galardonar a las personas que destaquen por su defensa de la democracia, la tolerancia y la libertad, según explicó el alcalde de Fuenlabrada, José Quintana.
La deshonestidad del olvido
Ruiz-Gallardón animó a luchar contra el silencio 'que quieren imponer a todos' los terroristas y exhortó a evitar la deshonestidad de dejar en el olvido el ejemplar compromiso de Tomás y Valiente con la libertad y la democracia.
Gregorio Peces Barba recordó que había conocido al asesinado ex presidente del Tribunal Constitucional cuando luchaban desde la universidad por la recuperación de las libertades, y aseguró que Tomás y Valiente desempeñó su cargo al frente del Constitucional con una dignidad, discreción y modestia que no suelen ser frecuentes en un cargo de esa importancia. Peces Barba aseguró que la obra de Tomás y Valiente conecta con la de Azaña, Negrín y Fernando de los Ríos, y destacó que los terroristas le asesinaron en la 'casa de la razón y la tolerancia' que es la universidad. 'Pero personas así no mueren, son simiente', sentenció.
Juan Luis Cebrián, consejero delegado de PRISA, elogió a Tomás y Valiente por haber sido una persona lúcida, coherente, dispuesta siempre a dialogar y a analizar los puntos de vista de los que discrepaba. Cebrián recordó que el ex presidente del Tribunal Constitucional tenía el coraje de subrayar, en un momento en que campaba la infamia, la inexistencia del derecho al insulto y la necesidad de comprender y atenerse a los límites que tiene la libertad de cada individuo. Una actitud que le llevaba a rebelarse contra la intransigencia cerril de los fundamentalistas de la democracia; es decir, de quienes creen que existe un único ideal de democracia, sin mácula y perfecta, por mucho que no exista un solo ejemplo de esa democracia en los libros de historia. Cebrián, en su homenaje a la figura de Tomás y Valiente, reclamó la coherencia de éste para defender también hoy los valores de paz y de 'diálogo con todos, basado en el fortalecimiento del Estado de derecho y la aplicación de la ley'. Porque en este momento, arguyó, sigue siendo una obligación para todos, pero especialmente para el Gobierno de la nación, el aplicar la ley y la inteligencia para afrontar el conflicto que vive el País Vasco.
Cebrián, que reivindicó el derecho a criticar actuaciones del Ministerio del Interior sin que eso sea interpretado, y menos aún descalificado, como dañino para la lucha antiterrorista, se preguntó qué opinaría de la Ley de Extranjería Tomás y Valiente si viviera. Después, lamentó que, frente a la talla moral de Tomás y Valiente, haya hoy en responsabilidades públicas quien actúa ávido de autoridad, impregnado de mentalidad fascista y confundiendo medios y fines.
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