Mujeres cualificadas, no sólo madres
Las inmigrantes se suman a los encierros de las parroquias y piden más valoración laboral
Las mujeres inmigrantes han dejado de ser las ausentes de los encierros que están llevando a cabo sus compañeros varones en varias iglesias barcelonesas. Ellas comparten las reivindicaciones de los hombres, pero quieren que se oiga también su voz para denunciar la indefensión que sufren en el trabajo, donde a la explotación salarial se añade con frecuencia el acoso sexual. La historia de las 10 mujeres encerradas desde el pasado domingo en la iglesia de Sant Pau del Camp, en el barrio del Raval, es muy parecida. Proceden en su mayoría de países latinoamericanos, de Argelia y de Marruecos. Recalaron en Barcelona buscando un empleo que les permitiera sacar a su familia de la miseria, pero también atraídas por el estilo de vida de la mujer europea. Las tareas domésticas son la única posibilidad laboral que se les ofrece, sea cual sea su cualificación profesional.
En la plataforma reivindicativa, este colectivo, aún poco numeroso pero que representa casi la mitad de la inmigración extranjera en España, reclama el derecho a conseguir el permiso de residencia sin vincularlo a su estado civil. Ellas insisten en que cuando abandonaron su país de origen la mayoría lo hizo con un proyecto vital autónomo. En muchos lugares de América Central las mujeres siguen siendo la avanzadilla que se aleja de su familia, antes que el varón, conscientes de que les resulta mas fácil encontrar trabajo que a sus maridos.
Las tareas domésticas y el cuidado de niños son con diferencia los trabajos para los que están más solicitadas en España. En las dependencias de la iglesia de Sant Pau del Camp la portavoz de las encerradas aclara que, pese a considerarlas labores dignísimas, aspiran a que se les homologue la titulación de sus países de origen o que, como mínimo, se les valore la experiencia laboral que tienen.
Reacias a identificarse, comentan que comprenden que la población española esté cada vez más sensibilizada con la violencia doméstica, que se ceba sobre todo en la mujer, pero para ellas la ilegalidad a que las obliga la Ley de Extranjería es también otra forma de violencia que las despoja de cualquier derecho.
Las mujeres encerradas se ausentaron ayer de las parroquias durante algunas horas para participar en la asamblea general que todos los inmigrantes en lucha celebraron en la iglesia del Pi. Desde que trascendió que los hombres ya no están solos en los encierros, numerosas entidades les expresaron su apoyo y les animaron a seguir su ejemplo. Entre las muestras de solidaridad se encuentra la de la comunidad islámica Insha Allah, integrada por musulmanas. Las portavoces insistieron en que la nacionalidad de las encerradas es lo de menos.
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