En favor de Díez Huertas
Soy el director del grupo vocal Antares, de Argentina, y del coro municipal de la ciudad de Córdoba (Argentina), organismos profesionales subvencionados por el Estado desde hace 30 años. Integro además el coro de cámara de la provincia de Córdoba, como cantor titular por concurso desde 1973. Desempeño también el cargo de asesor artístico en la subsecretaría de Cultura de Córdoba y del Ministerio de Cultura de Argentina. Asimismo, tengo una larga experiencia como arreglador y compositor e investigador del folclore suramericano, con varios trabajos publicados, y conferenciante en Europa y Estados Unidos.
Recientemente llego a Málaga, en mi tercera gira artística por España con el grupo Antares. Tanto esta gira de conciertos como las dos anteriores tuvieron un protagonista fundamental: el trabajo organizativo y la coordinación del maestro Luis Díez Huertas, director del Orfeón Universitario de Málaga, sin cuyo inestimable esfuerzo hubiese sido imposible concretar esta gira.
A mi llegada a Málaga me encuentro con esta crisis inventada y pergeñada, vaya a saber por qué intereses y/o motivos no tan claros, con el único fin de ensuciar y desprestigiar el nombre y la trayectoria de quien considero uno de los mejores músicos que conocí en mi vida musical.
Conozco al maestro Luis Díez Huertas desde hace varios años y jamás tuve la más mínima objeción a su conducta y ética artística, y mucho menos a sus cualidades morales.
Es por esto que al tomar conocimiento de este revuelo periodístico, armado y magnificado con la única premisa de quitarle su cargo, desde el que sirvió desinteresadamente a toda la Comunidad de Andalucía, y universitaria en particular, quisiera expresar mi apoyo incondicional al maestro Luis Díez Huertas, como músico y amigo.
Ni en España ni en Argentina se puede o se debe quitar de en medio a alguien que honestamente cumple su trabajo con argumentos falaces, siniestros y malintencionados. ¿No hubiera sido mejor arreglar cualquier problema musical y/o institucional del Orfeón Universitario a través del consenso, el diálogo y la verdad? ¿Era necesario provocar un revuelo periodístico típico de los ingratos y desagradecidos que, sin argumentos de peso, buscan a través de la prensa apoyos y alianzas ficticias? ¿Qué pretenden estos coralistas con la salida del maestro Díez Huertas?
Supongo que buscan el triunfo de una postura mezquina y a la vez grosera, creando una crisis en la que la universidad, como institución de cultura, se mantuvo casi todo el tiempo al margen y en silencio.
Como extranjero, como músico y como colega de Díez Huertas me he sentido profundamente dolido con esta actitud confusa y a la vez siniestra, que no buscó otra cosa que no sea ensuciar la imagen de alguien que hizo y hace muchísimo por la tradición coral de España. Siento que equivocaron el camino. Así no debieron proceder. Creo que el tiempo y Dios darán razón a mis palabras.
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