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Los veterinarios piden para la lidia medidas diferentes a las fijadas para las 'vacas locas'

El mal de las vacas locas sigue dando que hablar en la Feria Mundial del Toro, que se celebra estos días en el Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla. Ayer fueron los veterinarios los que analizaron en una mesa redonda el efecto de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) en los espectáculos taurinos. Estos especialistas piden una normativa específica para el ganado bravo (que no les iguale con los animales dedicados a carne y leche) y proponen medidas concretas para que la lidia se desarrolle sin riesgos de contagio.

'Nuestras propuestas garantizarían el futuro de la fiesta de los toros', aseguró ayer tajante Antonio Gallego, presidente de la Asociación de Veterinarios Especialistas Taurinos. Esas ideas les fueron encargadas por el ministerio de Presidencia a un comité técnico, con representación de catedráticos y trabajadores de ganaderías y plazas de toros, el pasado 26 de enero, según explicó Julio Fernández, veterinario de la Unión de Criadores de Toros de Lidia. Desde el colectivo profesional, confían en que las propuestas serán bien recibidas por el Gobierno y serán incorporadas a la normativa taurina.

Según el modelo propuesto, que diseña un modelo de lidia muy higiénico que dejaría a todos los participantes en la misma libre de riesgos de un hipotético contagio del mal de las vacas locas por la lidia de un animal enfermo, las divisas y banderillas, que son de un solo uso, deben ser considerados para su eliminación como desperdicios de riesgo biológico. Las puyas, que ahora son limpiadas con ultrasonidos y afiladas tras cada uso, deberán ser sometidas a desinfección química. Los estoques, puntillas, rejones y descabellos deberán ser descontaminados con un baño de una hora en una solución química antes y después de cada uso.

En caso de cogida, los toreros y subalternos deberán recibir un tratamiento según la legislación europea sobre riesgos laborales ante agentes biológicos y, para proteger al puntillero, éste deberá trabajar con guantes de goma y malla metálica. Quedan libres de riesgos, por no ser materiales portadores de priones, las orejas y rabos, que podrán ser paseadas por las plazas por los triunfadores aunque luego deberán seguir el mismo destino que el resto del animal: test o incineración.

Los veterinarios insistieron, en cualquier caso, que la pura raza del toro de lidia y el reconocimiento que pasa antes de entrar en la plaza salvaguardan con casi total seguridad que los animales lidiados estén enfermos. Esas peculiaridades de la especie y de su cría y explotación provoca la paradoja, según los veterinarios, de que el toro de lidia sea regulado por la normativa que se aplica a las vacas de carne o de leche.

Fernández también aclaró una duda planteada durante el debate ¿Pueden cortarse los cuernos de los toros para analizar su posible afeitado?. La respuesta es afirmativa ya que la propia reglamentación comunitaria descarta la consideración de material específico de riesgo para aquellas partes del animal que sean destinadas a análisis.

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Otra duda que aclararon los veterinarios es la referida a la polémica sobre plasma sanguíneo contaminado que, traído desde Inglaterra, se había utilizado en humanos en algunos hospitales españoles. El plasma no puede estar contaminado ya que la sangre es un elemento que no contiene priones, según afirmó el catedrático de la Universidad de Murcia Luis León.

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