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Seis empresas se lanzan a por tests priónicos para vacas vivas

Las investigaciones se mantienen en una total opacidad científica

Javier Sampedro

Los tests en vivo permitirán examinar las explotaciones ganaderas sin esperar a que las reses sean sacrificadas en el matadero. Las vacas infectadas podrán ser retiradas y destruidas mucho antes de que la enfermedad esté tan avanzada que revele ya los primeros síntomas sospechosos. Los productores podrán presentar unos certificados que tranquilicen a los consumidores más desconfiados.

La situación recuerda en parte a la guerra sucia que se entabló en los años ochenta entre laboratorios franceses y norteamericanos por la prueba de detección del sida, y hasta comparte a uno de sus protagonistas: el polémico científico estadounidense y último Premio Príncipe de Asturias Robert Gallo.

Algunos expertos consideran probable que Bruselas homologue una de estas pruebas en vivo a finales de este año. Y esa es precisamente la fecha en que Boehringer Ingelheim, una multinacional alemana que se cuenta entre las 20 mayores empresas farmacéuticas del mundo, prevé tener su test en vivo listo para su comercialización. La patente fue solicitada en diciembre en todo el mundo, y Boehringer evita cuidadosamente facilitar información sobre sus contenidos.

Robert Gallo, que en los años ochenta aseguró haber aislado el virus del sida de forma simultánea con su competidor Luc Montagnier, del Instituto Pasteur de París, para acabar reconociendo que su muestra del virus no era más que una copia de la del laboratorio francés, aparece implicado en otro proyecto de test de vacas locas en las reses vivas, financiado por la compañía de Maryland (EE UU) Prion Developmental Laboratories, asociada a la prestigiosa firma biotecnológica BioLabs. Este proyecto también es hermético, como lo son los de la canadiense Caprion Pharma -un satélite del gigante PE Corporation, la matriz de Celera Genomics-, la estadounidense Idexx Laboratories y la suiza Prionics, que es la fabricante del actual test Prionics para vacas muertas, célebre en Europa, y que se acaba de asociar a la multinacional suiza Roche.

El sexto proyecto es el más enigmático. Encabezado por dos científicos, la alemana Johanna Bergmann y el canadiense Enrique Preddie, ambos vinculados a una pequeña empresa de Hamburgo llamada Probevec, este proyecto saltó a la luz hace dos semanas, cuando sus responsables se presentaron ante la consejería de Agricultura gallega para ofrecer sus servicios. El test se basa en unas proteínas llamadas prioninas, que aparecen en la sangre de los animales infectados.

Que el test de las prioninas, llamado 'BSE plus' por sus artífices, se presentara en primicia mundial en Galicia causó cierta perplejidad. Pero no se trata de ningún timo perpetrado para consejerías de manga ancha. La patente se solicitó en una treintena de países el 28 de enero de 1999, y los científicos la consideran interesante.

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