Primera votación, primer conflicto

El primer punto del primer pleno del siglo acabó con la primera protesta de los socialistas. PSE y PP perdieron una votación que tenían ganada y lo achacaron a problemas técnicos de dos escaños socialistas con el sistema de votación. Pero el presidente del Parlamento no lo consideró así. Los socialistas abandonaron el salón de plenos, hicieron declaraciones críticas contra la interpretación de Atutxa y luego volvieron a entrar. Pero ya habían perdido la posibilidad de modificar la ley de Jurados de Expropiación Forzosa del País Vasco, que recibió 21 votos en contra y 19 a favor, a pesar de su mayoría. El caso es que al votar este punto, el primero del orden del día, sólo había 40 de los 75 parlamentarios en el salón de plenos y, además, los parlamentarios socialistas Pilar Unzalu y José Antonio Maturana advirtieron a la presidencia de que habían fallado los sistemas de voto.

El incidente provocó un receso ya que Atutxa quería confirmar lo sucedido con los servicios técnicos y el ordenador que regula el proceso de votaciones de la Cámara.Tras la suspensión, Atutxa explicó que dos de los representantes socialistas que habían mostrado su disconformidad con la votación, José Antonio Maturana, y Carmen Asiáin, habían votado a favor, mientras que Pilar Unzalu no había votado. Con los votos correctos de los tres socialistas, el PSE y el PP hubieran ganado también ese punto.

De este modo, el presidente de la Cámara zanjó la discusión y rechazó que se repitiese la votación, ante lo cual el portavoz socialista, Rodolfo Ares, anunció que su grupo se retiraría del salón de plenos para 'reflexionar y comprobar' las argumentaciones aportadas por Atutxa, porque 'la suma de los que estábamos a favor era mayor'. 'Si comprobamos que es así, la decisión de Atutxa de no repetir el recuento sería gravísima', advirtió.

Hecha la comprobación interna, Ares señaló unos minutos después: 'La opinión del grupo socialista es que, para que no hubiera dudas, Atutxa tenía que haber repetido la votación'. 'Con su rigidez a la hora de interpretar el Reglamento sigue actuando , una vez más, como el mejor defensor de los intereses del Gobierno. Y tenemos que lamentarlo porque creemos, sinceramente, que con su actitud quería evitar una vez más la derrota de los nacionalistas y obstaculizar a la oposición', indicó Ares.