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LA REPÚBLICA | REVISTA DE PRENSA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Torpe maniobra

La mayoritaria reacción de condena que ha suscitado en la ciudadanía el intento de comprometer al doctor Valentín Paniagua, presidente del Gobierno transitorio, en uno de los turbios manejos de la mafia montesinista tiene mucho de saludable y promisorio. Es que los peruanos, aun en medio de esta pavorosa crisis, sabemos distinguir la honestidad allí donde se encuentra, y por eso este movimiento espontáneo de apoyo al jefe de Estado.

Pero es que no podía ser de otra manera. El ataque provenía del programa político de uno de los medios de comunicación que formó parte del andamiaje de la dictadura, y de uno de los periodistas que sirvió de careta a esa televisión basura que tomaba directamente sus fuentes informativas de las oficinas del SIN y que durante años se dedicó a enlodar y difamar a todos aquellos que pretendían cuestionar al fujimorismo o fiscalizarlo.

El periodista Nicolás Lúcar sigue utilizando los mismos métodos. (...) Lo que ocurrió en el set de su programa (...) estaba perfectamente calculado. A lo largo del programa, la tesis repetidas veces sostenida por Lúcar fue que 'todos somos sospechosos' y, como todos lo somos, no se puede confiar en nadie, pues nos movemos en el mismo lodazal. (...) En este panorama de indignación y protesta, sorprendió penosamente la reacción tibia y condicional de Alan García, de quien se esperaba una condena más neta.

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(...) Los intentos del montesinismo no pasarán, pero hay que estar en guardia y denunciarlos enérgicamente.

Lima, 31 de enero

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