DaimlerChrysler anuncia la eliminación de 26.000 empleos para recuperar sus beneficios
En principio, la dirección espera que la mayoría de las bajas se consiga por la vía de la jubilación anticipada y que no tengan consecuencias demasiado traumáticas. Pero un portavoz dijo ayer que si las jubilaciones no eran suficientes se optaría por el despido directo.
Jürgen Schrempp, director ejecutivo de DaimlerChrysler y principal impulsor de la teórica fusión (absorción en realidad) que en 1995 unió dos marcas tan dispares como Chrysler y Mercedes-Benz, considera que reducir costes es 'vital' para que la firma estadounidense recupere la rentabilidad.
De forma simultánea al drástico recorte de la plantilla, Schrempp quiere que se abaraten los componentes (ha exigido a los proveedores que recorten sus precios un 5%) y los sistemas de fabricación (los modelos de Chrysler y de Mitsubishi tendrán que compartir plataformas), y que la red de distribución cambie por completo su estrategia.
Más ventas
La división comercial de la marca y sus vendedores franquiciados han sido informados de que la inversión en publicidad será mucho menor en el futuro, y que la empresa no subsidiará nuevos descuentos en los precios de los automóviles para animar las ventas. La consigna es vender más con menos medios.
Pese a todos estos anuncios de reestructuración general, los inversores no quedaron convencidos. 'El plan es decepcionante, porque no va lo bastante lejos', comentó el analista Xavier Gunner, de UBS Warburg. Otros lamentaron que no se cerraran factorías en Estados Unidos y Canadá, donde se concentra el problema de sobreproducción de la empresa. En vez de ello, el fabricante anunció el cierre definitivo de una de sus plantas en México y la que posee en Argentina. La ensambladora de Campo Largo, en Paraná (Brasil), será paralizada temporalmente.
Las acciones bajaron en cuanto se conoció la noticia de los despidos y siguen cerca del mínimo histórico (42,7 dólares por título) que marcaron en diciembre.
Chrysler funcionó bien hasta el último trimestre del año pasado, cuando sus resultados se hundieron bruscamente. Las pérdidas entre octubre y diciembre fueron de 1.250 millones de dólares. Toda la industria automovilística estadounidense pasa apuros por la rápida desaceleración del crecimiento económico, pero nadie está en una situación tan grave como Chrysler.
DaimlerChrysler tendrá que proveer entre 2.000 y 3.000 millones de dólares para hacer frente al coste de los despidos y los cierres, según los analistas. La dirección de la compañía se negó a revelar esos detalles, que no expondrá oficialmente hasta la presentación de resultados, prevista para finales de febrero. Schrempp reconoció, sin embargo, que Chrysler se mantendría en pérdidas durante todo el ejercicio 2001, y que los efectos positivos de la reestructuración no podrían apreciarse plenamente hasta dentro de unos cuatro años.
Este plan es probablemente la última oportunidad de Schrempp. Su voluntad de absorber Chrysler no era compartida por todos los ejecutivos de la sede de Stuttgart; el hecho de que después se embarcara en la compra del 34% de otra firma automovilística extranjera, la japonesa Mitsubishi, también envuelta en problemas, hizo aún más delicada su posición. Chrysler y Mitsubishi son ahora dos lastres para Daimler. Si las perspectivas de rentabilidad no se vislumbran pronto, la posición de Jürgen Schrempp se hará insostenible.
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