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CARTAS AL DIRECTOR
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Una tarde de marzo

Una tarde del mes de marzo, hace ahora tres años, estábamos sentados un amigo italiano y yo en la plaza de Chueca de Madrid; leíamos el periódico tranquilamente cuando se nos acercó un policía nacional y nos pidió la documentación. Nosotros se la dimos sin ningún tipo de problema; el policía nacional, supongo que en una demostración de profesionalidad, comenzó a levantar la fotografía del documento de identidad de mi compañero, a lo que éste le comentó que, si seguía levantándola, le estropearía la documentación. El policía empezó a despotricar diciéndonos que esa documentación valdría en su país, pero que en España no valía para nada porque estaba sin plastificar, aunque en Italia está prohibido hacerlo con las documentaciones.

Preguntamos por qué ese trato, que si habíamos hecho algo mal, y nos contestó que no tenía que darnos ninguna explicación, que nos pusiéramos de pie que nos iba a registrar, a lo que yo le dije que no; que no me registraría en la calle delante de todo el mundo, que, si quería, fuéramos a una comisaría. Entonces me fijé en que tenía en el reloj una bandera de España con el escudo franquista, a lo que comenté que no me extrañaba que se comportara de esa manera llevando lo que llevaba en el reloj. El policía nos contestó que ya sabíamos lo que teníamos que hacer: 'La próxima vez votad a otro partido'.

Nuestra reacción fue de risa, porque no supimos exactamente a qué se refería. Un año más tarde tuvimos un juicio -porque fui a la comisaría a denunciar el trato vejatorio que habíamos recibido-, del que todos salimos absueltos. Cuando le contesté al juez por qué nos habíamos reído de la autoridad. Yo seguí el consejo del policía nacional y en las siguientes votaciones voté a otro partido, pero parece ser que no todo el mundo ha tenido un asesor como yo, y a partir de ahora tendremos que acostumbrarnos a ver este tipo de escenas por todo el país. Sólo que no nos ocurrirá solamente a los que tenemos aspecto caucásico, sino que ocurrirá a todas las personas sospechosas de pertenecer a cualquier raza, país o cultura diferente de la nuestra, con el consiguiente riesgo de que lo expulsen por la vía rápida de nuestro 'puro' país. ¡Pobre España!

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