Desde Lorca
Estoy en Lorca, Murcia, con los inmigrantes encerrados para que no los expulsen con la nueva Ley de Extranjería y para poder seguir trabajando. Están solos. Los únicos hombres blancos que les rodean son las autoridades civiles, militares y eclesiásticas. Están abandonados y no tienen apoyo de partidos, sindicatos ni ONG. Estamos intentando ayudarles y apoyarles.
Con engaños y coacciones, las autoridades (los detalles son escalofriantes) han conseguido que abandonaran la iglesia de San Mateo tras la venta de algunos dirigentes. Han conseguido otro local y se han vuelto a encerrar en la Asociación Juvenil Eliocrocao, en Lorca. No tienen ni monedas para llamar por teléfono a la prensa, ni comida, pero sobre todo no tienen el apoyo ni presencia física, ni asesoramiento de ningún ciudadano español ni ninguna organización social. Me da vergüenza ser español.
Me dicen: '¡Por favor, no nos dejen solos!'.
La mayoría de los ecuatorianos y marroquíes indocumentados en Lorca no pueden trabajar porque el Gobierno persigue con multas de un millón de pesetas por trabajador indocumentado a los empresarios que les den trabajo y que están viendo sus cosechas perderse a pesar de haber miles de inmigrantes aquí queriendo trabajar. Los empresarios han hecho una oferta de 5.000 empleos en el duro campo y no hay gente española ni suficientes inmigrantes legales.
Hipotecando su casa o tierras, cada ecuatoriano tiene un crédito en su país por un valor medio de 400.000 pesetas para poder viajar a España. Normalmente, el dinero se lo presta el terrateniente de la zona a un interés del 120% (sí, ha leído bien, el 120%), es decir, tienen que devolver en 10 meses 800.000 pesetas por las 400.000 prestadas. Unas 40.000 pesetas al mes sólo para la deuda contraída, sin contar con vivir aquí y enviar algo a su familia.
Ahora no pueden trabajar por el miedo de los empresarios a multas por dar trabajo a indocumentados y están empezando a echarlos de sus habitaciones alquiladas; además, van a perder sus casas en Ecuador por no pagar la deuda y podrán ser perseguidos, detenidos y expulsados a partir del 23 de enero con la nueva ley.
Necesitan ayuda. Son el ejemplo para otras acciones que se están produciendo en otros lugares de España. Si acaban con éstos, acabarán con los demás.-
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