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La fiscal de La Haya abandona Belgrado con las manos vacías

Las declaraciones de la fiscal Del Ponte y de varios dirigentes serbios ponen de manifiesto que durante tres días han mantenido un diálogo de sordos. Del Ponte exige de Belgrado la entrega de Milosevic o al menos alguno de los serbios buscados por sus presuntos crímenes de guerra por el Tribunal para la ex Yugoslavia. Las nuevas autoridades de Serbia y Yugoslavia quieren juzgar a Milosevic en el país, sobre todo por sus delitos económicos, aunque también se muestran dispuestos a que La Haya intervenga de alguna forma en un posible proceso que incluya crímenes de guerra. Tras su entrevista con Kostunica el martes, que concluyó sin declaraciones y con una Del Ponte con claras muestras de enfado, la fiscal dio ayer rienda suelta a su decepción. Insistió Del Ponte en su postura: 'Nuestra jurisdicción se ocupa de los crímenes de guerra, de los crímenes contra la humanidad y del genocidio. Por tales delitos, Milosevic vendrá a La Haya para ser juzgado'. Después expresó la fiscal su confianza: 'Milosevic será arrestado y transferido a La Haya'.

Esto podría quedarse en meros deseos a no ser que la presión internacional sobre los nuevos dirigentes de Yugoslavia les obligue a modificar sus posiciones. Tras decir que Milosevic acabará en La Haya, Del Ponte no se recató en expresar su desencanto, sobre todo con la entrevista con Kostunica.

El presidente yugoslavo no se reprimió en sostener, en diversas entrevistas con periódicos extranjeros, lo que piensa del Tribunal para la antigua Yugoslavia y la opinión que le merece la fiscal Del Ponte. 'Si se quiere desestabilizar la situación en este país hay que actuar como la fiscal Del Ponte', declaró Kostunica al Herald Tribune. En una entrevista con la La Stampa, de Turín, Kostunica se refirió a los bombardeos contra Yugoslavia: 'Trenes de pasajeros, convoyes de refugiados, hospitales. Todo eso no puede calificarse de otra manera que de crímenes'.

Parece evidente que el encuentro entre Kostunica y Del Ponte no provocó un amor a primera vista. La fiscal reconoció en su conferencia de prensa final: 'Las conversaciones no han sido fáciles y hubo desavenencias'. Tras expresar su decepción, Del Ponte afirmó: 'Tengo de verdad la impresión de que él pretendía efectuar una declaración política sobre el Tribunal de La Haya y no llevar un diálogo'. Añadió la fiscal que Kostunica 'no está bien informado y debe cambiar su opinión [sobre el Tribunal]'.

Al deseo de Belgrado de juzgar en el país a Milosevic responde Del Ponte que el Tribunal ya está listo y exige prioridad en enjuiciar al ex presidente. Sostiene Del Ponte: 'No puedo esperar años hasta que los fugitivos sean transferidos a La Haya'.

No obstante, reconoce que no llegó a Belgrado con la esperanza de que le entregasen alguno en el acto. Con un cierto tono de velada amenaza, Del Ponte advirtió: 'Yugoslavia no podrá evitar la cooperación plena con el Tribunal para la ex Yugoslavia si quiere convertirse en miembro de pleno derecho de la comunidad internacional'.

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El Gobierno de Francia declaró ayer que el ex presidente Milosevic deberá dar cuenta de sus actos y 'es importante que las autoridades de Belgrado cumplan sus obligaciones internacionales de cooperar con el Tribunal'. Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, el italiano Romano Prodi, considera inoportuno imponer condiciones a Kostunica y se muestra partidario de 'dejar tiempo' para que se consolide la nueva democracia.

El coordinador del Pacto de Estabilidad para el Sureste de Europa, el alemán Bodo Hombach, opina que no se puede condicionar la ayuda a Serbia a la entrega de Milosevic a La Haya.

El Gobierno serbio toma posesión

En Serbia, la mayor de las dos repúblicas que forman la Federación de Yugoslavia y verdadero centro del poder, desde ayer y por primera vez en más de medio siglo, los comunistas ya no gobiernan. Las consecuencias del cambio fueron inmediatas: Rade Markovic, jefe de la policía política del régimen despótico de Milosevic, cesó ayer en su cargo. El nuevo primer ministro de Serbia, el filósofo de 48 años Zoran Djindjic, expuso su programa para un 'Gobierno de grandes reformas y acciones enérgicas'. Djindjic propuso a la república menor, Montenegro, que coquetea con la independencia, 'redefinir las relaciones y tratar de reformar el Estado existente, en vez de crear dos nuevos'. A los albanokosovares Djindjic les ofreció colaborar con la nueva Serbia, con la que podrá realizar ahora sus intereses económicos y humanos. Sobre el valle de Presevo Djindjic advirtió a la nueva guerrilla albanesa que o se integran o Serbia combatirá el terrorismo 'como lo hacen los países democráticos'. También prometió Djindjic una 'lucha implacable' contra la criminalidad organizada y advirtió sobre la necesidad de llevar ante la justicia a los que ensuciaron Serbia con sus crímenes en nombre de la patria.

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