'Gusinski ha incumplido todos sus acuerdos con Gazprom'
El conflicto que ha terminado con Vladímir Gusinski detenido en España tiene dos caras. Según una, la del patrón de Media Most, él es una víctima de una conjura contra la libertad de expresión. Según la otra, la del gigante del gas Gazprom, la disputa es sólo económica y arranca de que Gusinski no le paga sus deudas. Alfred Koj, director general de Gazprom Media, sostiene que su empresa, la mayor de Rusia, no persigue fines políticos, sino sólo hacer negocio. Koj, de 39 años, ex vicejefe de Gobierno y uno de los padres del proceso de privatización, asegura que Gusinski ha engañado ya tres veces a Gazprom, niega que ésta sea una marioneta al servicio del Kremlin y asegura que mantendrá la independencia de la cadena de televisión NTV si llega a controlarla.
Pregunta. ¿Qué haría Gazprom con la NTV?
Respuesta. Aumentar el capital, atraer inversores, tratar de ganar dinero. Cuestión de negocios, nada personal.
P. ¿Mantendría la línea informativa?
R. ¿Qué significa eso?
P. La independencia.
R. ¿Y por qué piensan que dejaría de ser independiente? ¿Se lo dijo Gusinski?
P. Sí. Y mirando los otros canales, nos damos cuenta de que la NTV es más independiente.
R. ¿Independiente de quién?
P. Del Kremlin.
R. ¿Y de Gusinski? La dependencia de una persona a veces es más peligrosa en Rusia que la dependencia del Estado.
P. No se trata sólo de independencia. También de objetividad.
R. La posición de una sola persona también puede influir mucho sobre la objetividad del canal. No entiendo por qué Gazprom, cuyo paquete de control no está en manos del Estado, es peor que Gusinski. Sólo el 38% de las acciones de Gazprom pertenece al Estado. El resto es de inversores particulares, incluidos importantes empresas y bancos extranjeros.
P. En ocasiones, por decirlo de una manera ruda, se asegura que el Kremlin quiere tapar la boca a la NTV.
R. ¿En qué se nota eso? ¿Acaso ha dictado el Kremlin a algún periodista de la NTV lo que debe y lo que no debe decir?
P. ¿Qué línea informativa aplicaría?
R. A mí me interesa la audiencia, las ganancias por publicidad. ¿Para qué matar la gallina de los huevos de oro? Pero, si el canal no fuese rentable, cambiaríamos ciertas cosas.
P. ¿Mantendría usted a Kiseliov, el presentador del programa de análisis Itogui y director de la NTV?
R. Si yo juro sobre la Biblia que no voy a despedir a nadie, mis subordinados no me obedecerán y, llegado el caso, me dirán: 'Tú prometiste que no me echarías. ¡Vete al diablo!'.
P. ¿Cuál es la clave del actual embrollo?
R. Gusinski no se fiaba de Gazprom porque decía que detrás está el Kremlin, y Gazprom no se fiaba de Gusinski porque no pagaba sus deudas. Pero las dos partes coincidían en que la NTV, único canal privado de alcance nacional, debía ser independiente. Por eso acordamos que se buscase un inversor internacional y de prestigio a través del Deutsche Bank. El 18 de diciembre debía firmarse el acuerdo tripartito para que el banco alemán organizase una subasta transparente.
P. ¿Y si no había acuerdo?
R. Entonces, nosotros podíamos negociar con Deutsche Bank, y Media Most debía entregar al banco el 19% de las acciones de la NTV. Como Most no firmó, Gazprom, tras agotar todos los intentos de negociación, suscribió su compromiso con el Deutsche. La reacción de Most fue querellarse contra el banco y contra nosotros. La de Gazprom, exigir en los tribunales la entrega del 19% de las acciones, garantía asumida por Gazprom del pago de un crédito de 261 millones que vence en julio.
P. Y mientras, Ted Turner, fundador de la CNN, aparece dispuesto a pagar 300 millones de dólares.
R. ¿Y por qué no quiere acudir Turner al concurso público? Si ofrece 300 millones, lleva todas las de ganar.
P. ¿Qué opina de la petición de garantías de no interferencia del Kremlin que ha hecho Turner?
R. Turner dice: 'Le hice al señor Putin varias preguntas. Que me las responda'. ¿Por qué no acude a su presidente a pedir garantías? Así no se habla a un jefe de Estado.
P. Gusinski no es un negociador normal. No está libre.
R. ¿Y qué tiene eso que ver? Los acuerdos son para cumplirlos. ¿Acaso le detuve yo?
P. No, fue la fiscalía la que pidió su busca y captura.
R. Eso demuestra que Gazprom no tiene influencia en la fiscalía y no es una marioneta del Kremlin. Además, Gusinski fue detenido en España.
P. A petición de Rusia.
R. Se podría no haber atendido esa petición.
P. A Gusinski se le acusa de haber desviado fraudulentamente activos al extranjero. ¿Es cierto?
R. En 1988, cuando Gazprom garantizó créditos a Gusinski por 473 millones de dólares, a Most le pertenecía entre el 50% y el 100% de las compañías del grupo. Y nosotros obtuvimos la garantía del 40% de todas ellas. Cuando en el 2000, como garantes, pagamos 211 millones descubrimos que a Most ya sólo le pertenecía menos del 20% de las empresas. El resto se había desviado a compañías con base en Gibraltar.
P. ¿Qué hizo entonces Gazprom?
R. Le dijimos que eso era un delito. Y él contestó: 'OK, muchachos, no se preocupen. Les daré acciones de las compañías de Gibraltar'. Pero, al ver que perdería su control, nos propuso que se las compráramos enteras. El precio fue su deuda con Gazprom y 300 millones de dólares más. Sin embargo, cuando Gusinski salió del país, dijo que se le había arrancado el acuerdo a punta de pistola y que no lo cumpliría. Sólo después de eso, recurrimos a la fiscalía.
P. O sea, que usted se siente engañado por Gusinski.
R. Sí. Tres veces ya. La última, al negociar a hurtadillas con Turner. Y, para colmo, nos presenta como la mano sangrienta del Kremlin, como una marioneta en manos de Putin.
P. Con Putin en el Kremlin, ¿ha mejorado o empeorado la libertad de prensa en Rusia?
R. No está ni mejor ni peor, pero había cosas en tiempo de Yeltsin que me horrorizaban. Como la publicación de conversaciones telefónicas privadas, la filmación de personajes con mujeres desnudas y la propagación de mentiras sin que nadie respondiese por ello. Cuando Berezovski y Gusinski manipulaban el 90% de los medios, ¿era eso libertad de prensa?
La policía registra los locales de Media Most
Malos días los que corren para los dirigentes del Congreso Judío Ruso. El martes por la noche, el presidente de la rama de la organización en San Petersburgo, Mijaíl Mirilashvili, fue detenido en una espectacular operación policial. Es sospechoso del secuestro de dos empresarios, pero la investigación podría ampliarse a un caso de triple asesinato. A la mañana siguiente, otra mala noticia se sumó a las que llueven sobre el presidente del Congreso, Vladímir Gusinski, en detención domiciliaria en España y pendiente de que se decida sobre su extradición. Agentes de la fiscalía y del Servicio Federal de Seguridad efectuaban registros masivos en las oficinas de su imperio periodístico, Media Most. Buscaban pruebas de delito en los tratos que ha tenido con su gran acreedor, Gazprom. Oficialmente, se asegura que los dos casos no están conectados, aunque la relación entre Gusinski y Mirilashvili va más allá del hecho de que son compatriotas por partida doble (rusos e israelíes). Un negocio del empresario peterburgués, Ruskoye Video, está ligado a Gusinski. No parece, sin embargo, que la detención tenga nada que ver con ello, sino más bien con una historia todavía confusa de crimen, mafia y venganza.
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