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Reportaje:

La ciudad de celuloide

Un libro recapitula la antigua y estrecha relación entre Madrid y el cine

14 de mayo de 1896, víspera de San Isidro. Carrera de San Jerónimo, 34. Un grupo de personas, entre las que se encuentran los embajadores de Francia y Austria, asisten boquiabiertos en la planta baja del hotel Rusia a lo que será la primera la primera sesión de cine en Madrid. El diario La Iberia recoge en sus páginas el evento: 'Todos los cuadros arrancan unánimes aplausos'. 18 de septiembre de 1998. Ciudad de la Imagen. Se inaugura el Kinépolis, el complejo de multicines más grande del mundo. Sonido digital. Pantallas de hasta 340 metros cuadrados.

Los críticos Pascual Cebollada y Mary G. Santa Eulalia han trazado la historia que une ambos momentos en Madrid y el cine, un libro editado por la Consejería de Educación que, a lo largo de 500 páginas, desbroza esta estrecha relación que dura más de cien años, es decir, que comenzó antes de que en Madrid existiera la Gran Vía. Los autores acudieron ayer al Círculo de Bellas artes a dar cuenta de ello.

Santa Eulalia explicó cómo la historia de las salas está estrechamente vinculada a la fisionomía de la ciudad. Explicó como los cines pasaron en los años veinte de ser 'casuchas y barracones' a ser espectaculares edificios -como el Callao, el Palacio de la Prensa o el Capitol- diseñados por los grandes arquitectos del momento. 'En principio fueron concebidos para el teatro y para la música, pero al final ganó el cine', dijo la autora. Explicó también, como en los setenta surgen los minicines y desaparecen los cines de barrio con sesión continua. 'Es un libro abierto, lo que venga en el futuro lo tendrá que escribir otro', dijo.

Pero el volumen -'fruto de la nostalgia'- no sólo hace un recorrido por las salas, sino que cataloga las películas y documentales que toman Madrid como escenario y a los madrileños, en sus más variadas vertientes, como personajes. Desde Isidro el Labrador, la primera película religiosa que se hizo sobre la capital en 1896, hasta Manolo, guardia urbano, un popular guardia destinado a Cibeles que, además, tiene vida privada; o El crack, de José Luis Garci, cine negro a la española.

El libro 'no es crítico, es informativo', sostuvo Cebollada, y muestra de ello es que incluye una ficha biográfica de las 584 salas de cine de Madrid. 'Hemos volcado los datos recogidos durante más de 60 años de vida profesional para llenar ese gran vacío que existía. Se trata de una primera avanzadilla para que historiadores más curtidos continúen'. Y además el libro es útil para recordar. Cuando Cebollada estaba trabajando en él le llamó un amigo. Recordaba que un día antes de su boda había ido con la futura esposa al cine y sabía el nombre de la sala, pero no la película. 'Consulté y allí estaba. Fui capaz de decirle lo que ni él se acordaba. Es lógico. Porque, un día antes de casarse, uno no está para nada'.

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