El Quijote vence en China a los plagiarios
El traductor de Cervantes logra la primera indemnización por una copia ilegal en Internet
Liu Jinsheng no se va a hacer rico, pero, por lo menos, pasará a la historia económica de China. Liu es un hispanista que compagina su trabajo en las emisiones en castellano de Radio Pekín con traducciones. Entre las obras que ha puesto al alcance de los chinos figura El Quijote.
Cuál no fue la sorpresa de Liu cuando, a principios del otoño, descubrió por casualidad navegando por Internet que un portal chino (www.sohu.com) ofrecía en el apartado 'ficción extranjera' leer y descargar la novela de caballería de Cervantes que él había traducido al chino mandarín.
En un país que es el paraíso de las imitaciones y del plagio y en el que los derechos de autor y la propiedad intelectual son vapuleados diariamente, Liu tenía pocas esperanzas de conseguir alguna reparación.
China, en puertas de la OMC, empieza a dejar de ser el paraíso del plagio y de las imitaciones -
Aun así, el traductor no se dio por vencido de antemano. Escribió en octubre a la empresa propietaria para pedirle la retirada de la obra y una indemización de 100.000 yuanes (2,2 millones de pesetas). No le hicieron caso. Liu no se resignó, sin embargo, y acudió a los tribunales pese a su reputación de ineficacia.
A finales de noviembre presentó una denuncia contra Sohu por plagio y violación de las leyes de la propiedad intelectual ante el Segundo Tribunal Intermedio de Pekín. Mucho antes de que éste pronunciase una sentencia, el hispanista ya consiguió un primer resultado: el portal se asustó y quitó la obra de la sección 'ficción extranjera'.
Los jueces dieron después la razón a Liu. Su veredicto fue el primero que condena en la República Popular una violación de los derechos de autor en Internet.
Concretamente, el tribunal reconoce que un portal no puede garantizar que todos los vínculos que pone a disposición de los internautas 'son intachables', pero reprocha a Soho haber tardado dos meses en retirar el enlace con la obra, que tenía que haber suprimido inmediatamente después de recibir la queja de Liu.
En consecuencia condena a la empresa propietaria del portal a indemnizar al traductor con 3.000 yuanes (63.900 pesetas) y a escribirle una carta pidiéndole disculpas.
Aunque la cuantía que recibirá es pequeña, Liu ha tenido suerte. Puso su denuncia cuando Pekín estaba en plenas negociaciones para su incorporación a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y las autorirades chinas, empezando por los jueces de ese tribunal de comercio, hacían méritos.
El respeto de la propiedad intelectual ha sido uno de los grandes capítulos de esa negociación que aún sigue. La agricultura y el acceso de los servicios al mercado chino son los dos últimos obstáculos que subsisten para que China ingrese en la OMC este mismo año.
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