La Orquesta Sinfónica de Euskadi graba las obras esenciales de la música contemporánea vasca
La Orquesta Sinfónica de Euskadi apostó por involucrarse en la política de encargos prácticamente desde su nacimiento. En 1986 cursó su primera petición a Carmelo Bernaola y desde entonces ha invitado a ocho compositores a participar en el proyecto. El CD presentado ayer, incluye seis de estas propuestas, que ayudan a entender la música vasca en todos sus matices. Así lo destacó ayer el director de la grabación, Juan José Mena. 'Este disco reúne a seis de nuestros más grandes compositores con sus diferentes estéticas, grandezas y creatividad. Y ofrece una buena visión, un buen cuadro, de cómo son a través de obras muy representativas de su trabajo y dignas de tener en los archivos musicales', dijo.
Francisco Escudero, hijo del compositor del mismo nombre, fue más allá. Las obras que figuran en este trabajo, señaló, 'representan la cultura del País Vasco en su expresión más válida, arriesgada y creativa. No es ni convencional, ni globalizadora, sino artística con mayúsculas'. Escudero acompañó su padre a la presentación de su IV Sinfonía Concertante. Porque el maestro, de 88 años, prefiere delegar en otros estas tareas. 'Esta en fase mística', dijo su hijo y no quiere hablar. Sólo vivirlo desde dentro.
La presencia de compositores en la sede donostiarra de la orquesta se limitó a Escudero y a Rafael Castro. Ni Ibarrondo, ni Bernaola, ni Luis de Pablo pudieron desplazarse hasta San Sebastián para participar en el acto. Todos echaron en falta la inevitable ausencia de Anton Larrauri, el compositor bilbaíno que falleció en diciembre cuando daba los últimos retoques a una obra que hoy ha quedado como legado musical. De hecho, la soprano Isabel Álvarez -que participó en la grabación de Lainoa - recordó el interés de Larrauri de ver concluso el proyecto de estos tres compactos.
La grabación incluye además Irrintz, de Ibarrondo; Lizardiren Bariazioak, de Castro; Impromptus, de Luis de Pablo y Variaciones Concertantes, de Carmelo Bernaola, obras ya estrenadas por la propia orquesta. El reto radica ahora en que se programen habitualmente para el público.
El director de la Fundació, Albert Sardá, aprovechó el acto para insistir en la necesidad de difundir la música contemporánea en los auditorios de este país porque hoy por hoy, apostilló, 'sólo representa el 4% de las composiciones que interpretan' los conjuntos sinfónicos españoles. Se trata, añadió Sardá, 'de normalizar esta música'. 'No es algo tan horroroso como se pinta, es simplemente cuestión de sensibilidades. Hay, como en todo, obras buenas y malas'.
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