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Columna
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Lógica para naufragantes

La organización preferentemente operativa, según la definición de una enciclopedia que se pretende seguramente ecuánime, iba a cometer una nueva salvajada que, afortunadamente, se ha quedado en el susto. Duele ya sólo el pensar lo que hubiera podido suceder, las vidas que allí habrían quedado rotas como un horrible sacrificio a la nada, porque no habrían servido para conseguir nada de lo que sus autores pretendían, ni siquiera conciliarse con sus oscuros dioses que es por lo que algunos antiguos, antiguos pero menos profanadores, ofrecían víctimas humanas en las residencias de los muertos. Todo esto ocurría poco después de que la organización preferentemente pertenecida dijese un poco tontamente que para demostrar que la lucha armada es mala basta con reactivar el tinglado de Lizarra, ¿acaso no se dan cuenta, digo, los integrantes de la organización preferentemente poseída, que la lucha armada cesaría en cuanto se lo pidieran ellos?

Malos tiempos son, éstos en que no sólo se sacrifica la lógica al interés político sino también la piedad, porque, lo siento, un muerto será siempre un muerto, mientras que lo de los vivos -aunque estén presos- siempre podrá tener remedio, aunque no, desde luego con consignas como esa que se acaban de inventar sobre que la soberanía es paz porque, planteada así, indica que lo que no es soberanía no es paz, con lo que predominará la paz de los cementerios, esos lugares donde ahora se persigue a los vivos y se mata dos veces a los muertos. Pero dejemos ahí la ética y volva-mos a la otra disciplina filosófica, la risa, quiero decir la lógica, porque como ya he dicho y va quedando expuesto se le estan dando unas patadas que de no dar pena y rabia darían risa como están dando, pena, rabia y risa cierto Gobierno A y cierto Gobierno B.

Resulta que el Gobierno A amenaza al Gobierno B con no negociar el Concierto hasta que el Gobierno B convoque elecciones. El Gobierno B monta en cólera y acusa al Gobierno A de chantajearle y desgastarle como gobierno. ¿Pero qué hay del Gobierno B? El Gobierno B está retrasando las elecciones que la cortesía democrática impone a quien gobierna en minoría sólo porque teme perderlas, y perderlas significaría no sólo perder ventajas, clientelismo y control sino, con toda seguridad, ver cómo un fuerte contingente de militantes abandona el partido subyacente, lo que se llama una excisión, vamos.

Por eso el Gobierno B da largas electorales en la seguridad de que a la opinión pública le trae al fresco la sutileza del día a día parlamentario -donde pierde o impone burdos votos de calidad- y sólo reacciona ante las medidas gruesas. Como, por ejemplo, la que le ha obligado a tomar al Gobierno A con el Concierto -de ranas ya- sólo para poder calificarla acto seguido de chantaje, con lo que no puede presumir precisamente de haber jugado limpio. El Gobierno B está contando con que el desgaste del Gobierno A podría resultar a la larga más importante que el del Gobierno B porque al Gobierno B le basta con no tomar ninguna iniciativa mientras que el Gobierno A tendrá que tomar incluso las desesperadas o disparatadas porque sólo así podría desbloquear la situación y, entonces, el Gobierno B le denunciará para ir atrayendo votos a su talega, claro que, esto no se puede considerar una maniobra de corte electoralista y sutilmente chantajeadora ¿o sí?

El Gobierno A y el Gobierno B se están mostrando, en definitiva, iguales en sus modos, por lo que la lógica querría que así se reconociese y que ni A ni B se arrogasen el papel de víctimas ni tachasen al contrario de manipulador. Quizá fuera más inteligente que cada uno diera lo mejor en vez de buscar lo peor del contrario, pero no, se está manejando la lógica -y muchas disciplinas más- de un modo que da risa y, lógicamente, los ciudadanos en vez de reírnos sentimos ganas de llorar. ¿Cuándo podremos llorar preferente y enciclopédicamente de risa?

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