Dimite el ministro de Sanidad israelí en protesta por los planes de paz

Roni Milo, el ministro de Sanidad del Gobierno de Israel, presentó ayer su dimisión irrevocable del Gabinete de Ehud Barak en protesta por los planes del Ejecutivo de 'entregar' la Explanada de las Mezquitas a los palestinos, ya que según el dimisionario esta ciudadela tenida por sagrada, llamada por los israelíes Explanada del Templo, representa 'el presente, el pasado y el futuro irrenunciable de Jerusalén'. La dimisión de Roni Milo se produce a poco menos de un mes de las elecciones a jefe de Gobierno en Israel y mientras la coalición gubernamental se ve sumida en una profunda crisis como consecuencia del bloqueo en el proceso de paz con los palestinos y de las incertidumbres electorales, que colocan a Ehud Barak como perdedor frente a su rival, el ultraderechista Ariel Sharon, dirigente del Likud.

Roni Milo, uno de los dirigentes y fundadores del moribundo Partido de Centro, intenta con esta operación asegurarse un lugar destacado en las filas del partido conservador Likud, donde todos los analistas aseguran que acabará integrándose después de las elecciones y una vez se autodisuelva su formación. Con esta maniobra política, Milo rompe de manera radical con su pasado político, sobre todo cuando, como alcalde de Tel Aviv, trató de impulsar la laicidad de la ciudad imponiendo medidas drásticas que provocaron la cólera de los sectores religiosos.

Ayer, coincidiendo con esta dimisión, los responsables de seguridad palestinos cancelaron un encuentro con sus homólogos israelíes, en protesta por la negativa del Gobierno de Ehud Barak a levantar el asedio de las ciudades y mantener el bloqueo de las carreteras en la banda de Gaza, incumpliendo de esta manera lo que se había pactado la pasada semana en este sentido. Portavoces israelíes y palestinos confirmaron ayer después de la anulación de esta cita que habían perdido toda esperanza por llegar a un acuerdo marco antes de que el próximo sábado el presidente estadounidense Bill Clinton abandone la Casa Blanca, a pesar de que los incidentes violentos, causados en el marco de la Intifada, se han reducido en un 40%.