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Tribuna:EL AVE MADRID-COMUNIDAD VALENCIANA
Tribuna
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El valor de la unión

Hace tres o cuatro años pocos confiaban en que la Comunidad Valenciana contase alguna vez con un tren de alta velocidad que la uniese con Madrid, según la experiencia de la N-III. Sin embargo, está semana se ha despejado la última incógnita que quedaba por resolver en relación con el proyecto más importante para la Comunidad Valenciana de las últimas décadas: la aprobación definitiva del trazado que unirá la capital de España con la Comunidad Valenciana en alta velocidad ferroviaria.

Un trazado que, además, es plenamente satisfactorio para la práctica totalidad de los valencianos, al tener en cuenta los intereses de los distintos territorios de nuestra Comunidad. Si a esto se une la decisión de extender la alta velocidad al Corredor Mediterráneo, con la sola excepción de las zonas en que esto generaría un impacto inaceptable, como ocurre en los tramos de la Costera y la Ribera, resulta evidente que los pesimistas se han equivocado.

Éxitos de esta importancia no se deben al puro azar o a la buena voluntad del gobierno central. En el mundo actual las decisiones públicas no se apoyan sólo en el sentido común. También la acción social tiene un papel fundamental. El proceso que ha llevado a la consecución de la alta velocidad entre Madrid y la Comunidad Valenciana, así como la aprobación de un trayecto satisfactorio para los valencianos del norte, centro y sur de la Comunidad, es un claro ejemplo.

Cuando desde Pro-AVE se planteó por primera vez a los responsables del ministerio de Fomento la necesidad de unir Madrid y la Comunidad Valenciana en alta velocidad ferroviaria, la respuesta fue negativa, ya que la alternativa oficial era simplemente la mejora de la actual línea. Sólo mediante la actuación persistente y coordinada de la Generalitat Valenciana y el mundo empresarial en distintos frentes se logró cambiar la postura ministerial. Este logro fue fundamentalmente de los valencianos.

En aquel momento, en ninguna otra región de las afectadas por el proyecto existía tal inquietud. Desde la Fundación Pro-AVE se llevó a cabo una labor de sensibilización entre el empresariado de las otras tres comunidades autónomas, y tanto el gobierno valenciano como la Fundación desarrollaron una intensa actividad de comunicación con las más altas instancias públicas de la nación y los otros gobiernos regionales.

Pero este cambio no creemos que hubiese sido posible sin cambios de actitudes y comportamientos en nuestra sociedad en general, y entre el colectivo empresarial en particular. Históricamente nos hemos lamentado de la escasa atención que desde Madrid se ha prestado a nuestra Comunidad, olvidando que éramos nosotros los que no hacíamos lo necesario para que se nos escuchase.

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El individualismo y el bajo nivel de integración regional han sido nuestros principales enemigos. Pero las cosas han empezado a cambiar porque la respuesta del mundo empresarial a la creación de la Fundación Pro-AVE para promover el proyecto de tren de alta velocidad Madrid-Comunidad Valenciana fue entusiasta, y atrajo el respaldo de las organizaciones empresariales y lo más granado del empresariado de nuestra región.

Esta experiencia pone de manifiesto que los valencianos hemos sido capaces de conseguir objetivos que nadie imaginaba cuando hemos puesto voluntad y unido posturas. Pero tal vez lo más importante es que, trabajando conjuntamente, los valencianos de los distintos territorios, hemos ido conociéndonos mejor y tomando conciencia de las ventajas de ir unidos.

Esta experiencia debe servirnos para avanzar en la senda de la integración de la Comunidad Valenciana. Los valencianos del norte, centro y sur debemos encontrar puntos de encuentro en proyectos emblemáticos que nos ayuden a comunicar, cooperar y trabajar en común. El diálogo, la generosidad y el consenso deben ser los criterios que guíen esta empresa. Motivos para trabajar juntos sobran en este momento.

Desde el problema del agua hasta la adaptación de nuestro sistema productivo a la revolución tecnológica y la globalización, pasando por los problemas ecológicos que nos amenazan, hay un amplio número de retos que necesitan la coordinación de los esfuerzos de todos los valencianos.

No debemos olvidar que las sociedades más eficaces y creativas son aquellas que tienen una sociedad civil desarrollada y en las que la colaboración entre los agentes sociales, económicos y políticos se ha convertido en norma. Los valencianos debemos de impulsar el desarrollo de nuestra sociedad civil y la cooperación entre organizaciones sociales e instituciones públicas y políticas.

La experiencia del AVE ha puesto de manifiesto no sólo la relevancia de la sociedad civil y los medios de comunicación valencianos en la sensibilización ciudadana, sino el papel estratégico de la cooperación entre la Generalitat y las organizaciones sociales. Lo que ahora se impone es seguir en la misma línea con renovadas fuerzas.

Federico Félix preside la Fundación Pro AVE y la Asociación Valenciana de Empresarios

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