Pujol remodela su Gobierno para afianzar al delfín Mas como sucesor
El presidente de la Generalitat de cataluña, Jordi Pujol, anunció ayer al portavoz del Gobierno y consejero de Economía, Artur Mas, su inminente nombramiento como Conseller en Cap del Gobierno de la Generalitat, cargo equivalente al de jefe del Ejecutivo autonómico. Esta decisión se completa con otros nombramientos, en lo que constituirá una significativa remodelación del Gobierno catalán.
Pujol mantuvo también ayer una reunión con el titular de Presidencia, Joaquim Triadú, a quien le comunicó su cese. El nombramiento de Mas como primer consejero exige este relevo porque las funciones de Presidencia lógicamente deben ser absorbidas por Mas para evitar duplicidades.
Sin embargo, Triadú es un hombre de la máxima confianza de Pujol, por lo que es muy probable que continúe en el Gobierno al frente del Departamento de Cultura, cuyo titular, Jordi Vilajoana, dejaría el puesto para encabezar la candidatura de los nacionalistas a la alcaldía de Barcelona o sería nombrado delegado de la Generalitat en Madrid para sustituir a Josep Gomis.
La crisis del Gobierno de Pujol, un año y tres meses después de su constitución, implicaría también el nombramiento de un nuevo consejero de Economía, para cuyo puesto se baraja el nombre de Francesc Homs.
Homs fue diputado y portavoz de CiU en la Comisión de Economía y Presupuestos en el Congreso de los Diputados. Homs fue un estrecho colaborador de Miquel Roca y se entiende bien con el delfín.
La promoción de Mas, secretario general de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), a un puesto tan destacado ha creado malestar en las filas del otro socio de la coalición, Unió Democràtica de Catalunya, que ve totalmente perdidas las posibilidades de su líder, Josep Antoni Duran Lleida, para optar a la sucesión de Pujol.
La tensión dentro de la coalición aumentó desde que Pujol abrió el melón sucesorio. Destacados militantes presionaban colectivamente anoche a Duran para que abandonara el Gobierno catalán, en el que mantiene el cargo de consejero de Gobernación.
Este sector más radicalizado exigiría como compensación un mayor peso en el Gobierno autónomo, aumentando el número de sus consejeros -desde siempre Unió asume en él dos carteras-, así como un nuevo marco de relaciones en el seno de la coalición nacionalista, que le otorgue más poder.
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