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Arranca hoy la nueva normativa para las inspecciones del gas

Hasta ahora, las instalaciones de gas natural (canalizado) pasaban cada cuatro años una revisión -realizada por la empresa instaladora y que cuesta unas 6.000 pesetas- y una inspección -gratuita, a cargo de la empresa suministradora-. Las de gas butano o propano (en bombona) sólo eran revisadas cada cinco años por los instaladores, y éstos no tenían obligación de realizar la prueba del monóxido de carbono.

La nueva normativa establece ahora que ambos tipos de instalaciones deberán recibir la visita de un inspector o de un revisor cada dos años -salvo en ciertos modelos de suministro de butano-, y que la medición de los niveles de monóxido de carbono será obligatoria en todos los casos. En la región hay 1,2 millones de familias que consumen gas natural (sobre todo en Madrid capital) y 800.000 con gas butano (sobre todo en municipios).

Gas Natural realizó el pasado año un total de 275.000 inspecciones en la región. En cada una de ellas, los técnicos comprueban que las tuberías y la salida de productos de combustión de las calderas estén en buen estado y que las rejillas de ventilación no estén bloqueadas. En el caso de que se detecte algún fallo, la empresa pasa un parte a la Dirección General de Industria. Pero si el problema es grave y supone un riesgo inminente, los técnicos cortan el suministro y precintan directamente la instalación. Cuando el fallo detectado es poco importante, Gas Natural avisa a Industria y ésta abre un expediente en el que da al usuario un plazo máximo de seis meses para que repare la instalación. Si no lo hace, se le corta el suministro. La normativa no prevé sanciones económicas.

Tanto en las inspecciones de las empresas suministradoras como en las revisiones que efectúan los instaladores (reunidos en Madrid en la asociación Asefosam), los principales puntos de atención son los siguientes:

- Fugas de gas. El técnico comprueba, con un detector portátil, que no hay fugas de gas a lo largo de la instalación.

- Canalización visible. Las tuberías deben discurrir por zonas visibles -o envainadas en fundas protectoras- y lejos de cables eléctricos. Asimismo, el cuarto o armario que albergue el contador de gas debe estar bien ventilado y a un mínimo de 20 centímetros de distancia de cualquier sistema eléctrico.

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- Rejillas. Es fundamental que las rejillas de ventilación de cada usuario estén libres de suciedad y no tapadas por muebles. Su bloqueo está en el origen de muchos de los accidentes por fugas de monóxido de carbono.Los aparatos de gas deben conectarse a la instalación mediante una tubería rígida o un tubo flexible de acero inoxidable.

- Combustión deficiente. Es obligatorio que calderas y calentadores cuenten con un tubo rígido que expulse al exterior los gases nocivos generados por la combustión. Uno de estos gases es precisamente el monóxido de carbono, cuya concentración en las calderas deberá medirse para controlar que no supera los límites establecidos.

Ayer mismo, Concepción Hurtado, de 50 años, y su hija de 15 resultaron intoxicadas por monóxido de carbono en su domicilio de la calle de la Dulzaina, 7 (Hortaleza). Algo falló en la instalación de gas natural de la vivienda. Los bomberos apuntan a una mala combustión en la caldera. 'La chica estaba en el salón, empezó a marearse, se levantó, perdió el conocimiento y se desplomó contra el suelo', explicó Juan Manuel Lerín, portero del inmueble. Madre e hija fueron sacadas de la casa por el otro hijo de Concepción. Fue también la mala combustión en la caldera la que provocó la muerte a un matrimonio el pasado domingo en Alcorcón, según la investigación realizada por la Dirección General de Industria y Gas Natural, informa F. J. Barroso.

Siete personas fallecieron en 2000, y otras dos en lo que va de año, por la denominada muerte dulce -desmayo y muerte por la inhalación de monóxido de carbono-.

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