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LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO

ETA intenta matar en Zarautz a la cúpula del PP vasco junto a la tumba de un edil asesinado

Maribel Marín Yarza

Un fallo en el mando a distancia de un artefacto que contenía metralla y cuatro kilos de explosivos evitó ayer que ETA atentase en Zarautz (Guipúzcoa) contra varios dirigentes del PP vasco y familiares del concejal José Ignacio Iruretagoyena, asesinado en 1997 por la banda terrorista. Los terroristas colocaron la bomba en una tumba próxima a la del edil popular, donde representantes políticos y allegados realizaban una ofrenda floral en memoria del asesinado. Entre los que participaron en el acto se encontraban el líder del PP vasco, Carlos Iturgaiz, y la máxima dirigente del partido en Guipúzcoa, María San Gil.

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El artefacto estaba camuflado dentro de una jardinera, colocada en la tumba que se encuentra situada enfrente de la de José Ignacio Iruretagoyena. Nadie se percató de lo que escondía la maceta. Ni los familiares ni los políticos que asistieron a este acto, celebrado a mediodía y en la intimidad, sin la presencia de periodistas. Tampoco los especialistas de la Ertzaintza ni los escoltas que inspeccionaron el cementerio de Zarautz antes de que comenzara la ofrenda floral se habían dado cuenta de nada. Iturgaiz, San Gil, los diputados José Eugenio Azpiroz y Gustavo Arístegui, el senador Gonzalo Quiroga y otros representantes políticos acompañaron a los familiares de José Ignacio y luego regresaron a San Sebastián.

Fue media hora después de terminado el acto cuando una llamada recibida en la DYA -la Asociación de Ayuda en Carretera- alertó de la existencia de una bomba en el cementerio. 'Escucha bien lo que te digo', advirtió el comunicante, 'porque no lo voy a repetir. Te llamo en nombre de ETA. En el cementerio de Zarautz, enfrente de la tumba de Iruretagoyena, hay una bomba para que les explote a los fascistas del PP'. Los especialistas se desplazaron entonces a inspeccionar las inmediaciones. Pero los perros adiestrados para detectar explosivos no encontraron nada y la Ertzaintza concluyó que el aviso era falso.

Cuatro horas después, sobre las 17.30, un comunicante que dijo hablar en nombre de ETA volvió a alertar de la presencia del artefacto, en sendas llamadas telefónicas a Radio Euskadi y a la Policía Municipal de la citada localidad. Fue entonces cuando la Ertzaintza acordonó el cementerio, situado en un alto en las afueras de Zarautz, y reinició la búsqueda de objetos sospechosos. Esta vez encontraron la bomba, compuesta por tres kilos de explosivo 'y mucha metralla', según Iturgaiz. 'Como para matar a todos los que estábamos allí'. El senador Quiroga cifró en cuatro kilos la cantidad de explosivo que contenía. De momento no se conoce qué tipo de sustancia había colocado la banda terrorista. Iturgaiz también añadió que la Ertzaintza le había informado de que fue un fallo en el mando a distancia con el que los terroristas preveían accionar la bomba el que evitó el asesinato masivo de familiares de Iruretagoyena y políticos.

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Daños en el cementerio

El artefacto fue explosionado por la Ertzainztza hacia las 20.30 de forma controlada. El estallido provocó importantes daños materiales en el cementerio e, incluso, sacó a la superficie restos humanos que quedaron esparcidos por el suelo. Dado que ya no había luz natural, la policía acordonó la zona y decidió esperar hasta hoy para inspeccionar el lugar.

La secuencia de los hechos demuestra que los etarras no sólo consiguieron colocar la bomba en el cementerio sin ser vistos y hacerlo de tal forma que pasara inadvertida a los expertos de la Ertzaintza, sino también que observaron en todo momento los intentos fallidos de la policía por localizar el artefacto. La potencia del explosivo y su abundante metralla hacen suponer a la policía que los que siguieron la ceremonia justo al lado de la maceta -el padre de Iruretagoyena, sus dos hermanos y su viuda, así como María San Gil e Iturgaiz- hubieran perecido en el acto.

El homenaje se celebró con carácter íntimo, sin presencia de los medios de comunicación. Asistieron el padre del concejal asesinado, Cándido Iruretagoyenea, su hermana, Inmaculada, otros familiares y numerosos representantes del PP que realizaron una ofrenda floral, al cumplirse el aniversario del atentado. Entre ellos se encontraban, además de Iturgaiz y María San Gil, la secretaria general de este territorio, María José Usandizaga, los diputados José Eugenio Azpiroz y Gustavo Arístegui, el senador Gonzalo Quiroga, el juntero Iñigo Manrique, y los parlamentarios vascos María Eugenia García Rico y Juan Carlos Araniguria.

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