Todas las voces de Granada
Andrés Soria reúne los poemas de más de un centenar de autores granadinos del siglo XX
La voz de un siglo de poesía. Una voz que, en realidad, no es sólo una, sino muchas, y múltiples y que, a lo largo de los últimos cien años, ha recorrido el esqueleto sonoro de la ciudad y la ha pintado con en sus luces más diversas. Eso es lo que ha logrado reunir en un poderoso trabajo de 600 páginas el catedrático de Literatura de la Universidad de Granada Andrés Soria: una magna antología de los mejores poetas que han existido en la ciudad a lo largo de diez décadas. Desde Ángel Ganivet a Antonio Carvajal. Desde Luis García Montero a Miguel Pizarro. Desde Carlos Cano a José Carlos Rosales. Y Lorca. Por supuesto Lorca. Poetas todos ellos que coinciden sólo en una cosa: en su relación de amor y odio con Granada.
El libro, perteneciente a la serie La literatura en Granada, editado por la Diputación Provincial de Granada, se complementa con los que están pendientes de salir sobre la antología del teatro, de la prosa y del ensayo. Abarca toda la poesía entre los años 1898 y 1998. Y recoge los trabajos de más de cien autores prologados por un estudio de Soria de un centenar de páginas, además de una extensa biobliobiografía.
'He intentado', explica Soria, 'que sirva tanto de instrumento de trabajo como de obra divulgativa y, sobre todo, que sea lo más representativo posible de todo lo que se ha hecho en Granada en el siglo XX'. Su prólogo, que en realidad es un análisis crítico de la antología, está salpicado de versos, de ejemplos, que vertebran la evolución o los saltos poéticos entre los diversos autores.
Granada, en el mundo de la poesía, es especial. Así al menos lo explican muchos creadores, muchos críticos que tratan de explicar por qué aparecen tantos autores. 'Tal vez es porque Granada', explica Soria, 'tiene una fuerte tradición poética, dada, sobre todo, por su imagen romántica. Es como un lugar de poesía. Al menos ha ejercido esa función en todo el siglo XX'.
Para Soria, no obstante, hay un hecho capital en la ciudad: Federico García Lorca. 'Es un poeta tan poderoso', dice el profesor Soria, 'que es muy difícil escapar de él. Hace falta una gran distancia para que Lorca no te vampirice. Ha influido notablemente en muchos autores'.
El libro arranca con un desesperado y oscuro Ganivet para ir adentrándose en los universos más dispares. 'Hay poemas también que, aunque no escritos por granadinos, como el caso de Juan Ramón Jiménez, tienen una gran importancia para la ciudad', dice Soria.
Una de las novedades que presenta la Antología poética es la especial atención que se le presta a los poetas granadinos exiliados, como Miguel Pizarro o el excepcional Francisco García Lorca, prácticamente desconocido y ensombrecido por la fama de su hermano y que, sin embargo, supo construir su propio lenguaje, su propio estilo y una voz personalísima.
Otros casos claros de gran poética son los de Luis Rosales o Elena Martín Vivaldi, que nunca dejaron de ser fecundos y que, poco a poco, fueron preparando el terreno para la llegada de varias generaciones de autores -Antonio Carvajal, Rafael Guillén- que culminaron en el estallido de finales de los años setenta y comienzos de los ochenta, con la corriente conocida como la otra sentimentalidad, en la que se encuentran nombres como los de Luis García Montero, Álvaro Salvador, Justo Navarro, Antonio Jiménez Millán, José Carlos Rosales, Ángeles Mora o Javier Egea. 'Se trata de un fenómeno muy consolidado, en el que un grupo de autores ha dado con un idioma poético propio que ha alcanzado cierto peso'.
Soria no desdeña ninguna otra forma de arte en esta antología y explica la relación de los poetas de cada generación con los pintores, músicos y artistas de su tiempo, en períodos en los que las influencias iban intercambiándose de unos a otros.
Pero, ¿qué tienen en común todos ellos? El antólogo responde con rapidez: 'El asunto del amor y el odio respecto a la ciudad. Granada es una ciudad que atrae, que luego destila vetas muy negativas y que más tarde vuelve a atraer. Eso fascina a los poetas como objeto de su poesía'.
Ambiente universitario
La antología elaborada por Andrés Soria no excluye corrientes ni nombres ni épocas. Tampoco citas y reflexiones sobre la poesía, como las que realiza el escritor Antonio Muñoz Molina, tan largamente unido a Granada, o letras de canciones, como las del recientemente fallecido Carlos Cano, quien nunca dejó de frecuentar los círculos literarios y creativos de la ciudad. 'Granada tiene algo especial', explica Soria, 'y es su ambiente universitario, el papel tan importante que ha desarrollado la Universidad en el intercambio y recepción de corrientes intelectuales nuevas. Eso ha hecho que la ciudad sea mucho menos provinciana que otras. Siempre ha habido, a lo largo de los años, un grupo de gente enterada de lo que había de bueno por el mundo'. Después añade: 'Esa conciencia alerta ante lo nuevo es muy buena para la vida intelectual'.
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