Un magnate gobernará Tailandia
Thaksin Shinawatra ejercerá el poder pendiente de las acusaciones de fraude que pesan contra él
El magnate tailandés de las telecomunicaciones Thaksin Shinawatra era ayer un hombre feliz. Su partido, Thai Rak Thai (Los tailandeses aman a los tailandeses, o Partido de los Patriotas de Tailandia), obtuvo una rotunda victoria en las elecciones generales celebradas el pasado sábado y, según las proyecciones extraoficiales ofrecidas por los canales de televisión, controlará entre 245 y 253 de los 500 escaños que integran el Parlamento.
Pero la felicidad y la ambición política de este empresario multimillonario de 51 años pueden verse truncadas por las acusaciones de fraude pendientes contra él. En diciembre pasado, la Comisión Anticorrupción de Tailandia declaró a Shinawatra culpable de falsear la declaración patrimonial que presentó en 1997 al dejar el cargo de viceprimer ministro. Si el veredicto fuese ratificado por el Tribunal Constitucional, el ganador de las elecciones del sábado se verá forzado a mantenerse alejado de la política durante cinco años. Las deliberaciones del Tribunal Constitucional pueden tardar meses y, dado el fuerte apoyo popular recibido el sábado por Shinawatra, la frágil democracia tailandesa podría sufrir un duro golpe si llegara a ser apartado del poder una vez instalado en él. Shinawatra ha prometido gobernar con limpieza y defender ante todo el interés general, pero sus críticos sostienen que su estilo es similar al de la vieja escuela tailandesa del clientelismo y la compraventa de lealtades.
Fundador del mayor grupo de telecomunicaciones de Tailandia, Shin Corp, Shinawatra ha estado muy cerca de los resortes del poder en la última década, pero nunca en el núcleo de gobierno, aunque ha sido viceprimer ministro en dos ocasiones en los años noventa. Shinawatra también se ha comprometido a designar ministros honrados y a despedir a cualquiera que dé señales de corrupción o de holgazanería.
En el terreno económico, ha prometido dar prioridad a la agricultura, cancelar las deudas de los campesinos y prestar, libre de intereses, un millón de bahts (unos 3,5 millones de pesetas) a cada una de las 70.000 aldeas de Tailandia. También se ha mostrado dispuesto a apoyar a las empresas tailandesas y sostiene que es necesario hacer más para garantizar el futuro de los bancos castigados por la crisis asiática de 1997 y 1998. Además, Shinawatra pretende crear una empresa estatal para gestionar los miles de millones de dólares en créditos impagados en aquellos años. Esta última propuesta ha suscitado serias dudas entre algunos economistas, que se preguntan de dónde saldrá el dinero. Muchos piensan que varias de sus promesas son imposibles de cumplir.
Nacido el 26 de julio de 1949 en una casa de madera situada frente al mercado de la ciudad de Chiang Mai, en el norte de Tailandia, Shinawatra se enroló en la policía en 1973 y posteriormente recibió una beca para estudiar un curso de posgrado en derecho penal en una universidad del Estado norteamericano de Kentucky. Se doctoró en 1978, también en Estados Unidos, e impartió clases en la Academia de Policía de Tailandia hasta 1987, cuando decidió crear su propio negocio.
Shinawatra y su esposa, Potjaman, abrieron entonces una tienda de ordenadores que años más tarde se convirtió en la poderosa Shin Corp. La compañía tiene actualmente unos activos de 90.000 millones de pesetas y una participación mayoritaria en la mayor operadora de telefonía móvil del país, Advanced Info Service. También posee intereses en los sectores de la televisión, los satélites y la transmisión de datos. Shinawatra, dicen sus colaboradores, no aparece últimamente con mucha frecuencia por sus empresas. 'Mi familia tiene seguridad financiera y mis negocios están en buenas manos, así que pensé: ¿por qué preocuparse? Es hora de devolverle algo a mi país', declaró durante la campaña.
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