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CARTAS AL DIRECTOR
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El 902

Me dirijo a EL PAÍS para proponerle que informe a millones de españoles sobre el prefijo telefónico 902, cuyo servicio constituye, cuando menos, una afrenta al usuario. Quien utiliza ese prefijo se encuentra con un contestador automático que le dice que no

cuelgue, que lo van a atender inmediatamente. Antes de escribir estas líneas llamé a varios teléfonos con este prefijo. Uno me hizo esperar 8 minutos; otros, 12, 14 e incluso 18 minutos. Si se les llamase a esas empresas y se les dijese que esperasen, que serían atendidos inmediatamente, colgarían el teléfono. Esto lo comprobé. Todos están muy ocupados. En cambio, sus clientes o posibles clientes pueden esperar.

Las empleadas de Telefónica me dijeron cuatro veces que no sabían en qué consistía ese prefijo. Finalmente me dijeron que costaba 15 pesetas el establecimiento de llamada y 15,08 cada minuto, aparte de la tarifa que se paga a Telefónica, cuyo establecimiento de llamada es de 11,40 pesetas en llamadas locales y 15 en provinciales. Una espera afortunada de 3 minutos en llamada local cuesta 77,68 pesetas.

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Llega un momento en que hay que plantearse la conveniencia de colgar o continuar. Si se cuelga se pierde el tiempo esperado y la doble tarifa abonada, teniendo que llamar nuevamente y, probablemente, a pasar por lo mismo. Si se continúa esperando ser atendido, ¿hasta cuándo?, ¿qué hacer?-cuelgue, que lo van a atender inmediatamente. Antes de escribir estas líneas llamé a varios teléfonos con este prefijo. Uno me hizo esperar 8 minutos; otros, 12, 14 e incluso 18 minutos. Si se les llamase a esas empresas y se les dijese que esperasen, que serían atendidos inmediatamente, colgarían el teléfono. Esto lo comprobé. Todos están muy ocupados. En cambio, sus clientes o posibles clientes pueden esperar.

Las empleadas de Telefónica me dijeron cuatro veces que no sabían en qué consistía ese prefijo. Finalmente me dijeron que costaba 15 pesetas el establecimiento de llamada y 15,08 cada minuto, aparte de la tarifa que se paga a Telefónica, cuyo establecimiento de llamada es de 11,40 pesetas en llamadas locales y 15 en provinciales. Una espera afortunada de 3 minutos en llamada local cuesta 77,68 pesetas.

Llega un momento en que hay que plantearse la conveniencia de colgar o continuar. Si se cuelga se pierde el tiempo esperado y la doble tarifa abonada, teniendo que llamar nuevamente y, probablemente, a pasar por lo mismo. Si se continúa esperando ser atendido, ¿hasta cuándo?, ¿qué hacer?-cuelgue, que lo van a atender inmediatamente. Antes de escribir estas líneas llamé a varios teléfonos con este prefijo. Uno me hizo esperar 8 minutos; otros, 12, 14 e incluso 18 minutos. Si se les llamase a esas empresas y se les dijese que esperasen, que serían atendidos inmediatamente, colgarían el teléfono. Esto lo comprobé. Todos están muy ocupados. En cambio, sus clientes o posibles clientes pueden esperar.

Las empleadas de Telefónica me dijeron cuatro veces que no sabían en qué consistía ese prefijo. Finalmente me dijeron que costaba 15 pesetas el establecimiento de llamada y 15,08 cada minuto, aparte de la tarifa que se paga a Telefónica, cuyo establecimiento de llamada es de 11,40 pesetas en llamadas locales y 15 en provinciales. Una espera afortunada de 3 minutos en llamada local cuesta 77,68 pesetas.

Llega un momento en que hay que plantearse la conveniencia de colgar o continuar. Si se cuelga se pierde el tiempo esperado y la doble tarifa abonada, teniendo que llamar nuevamente y, probablemente, a pasar por lo mismo. Si se continúa esperando ser atendido, ¿hasta cuándo?, ¿qué hacer?-

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