Investigar a Fujimori

Éste ha sido un año extraordinario en Perú. Comenzó con la obstinada presentación de la candidatura del presidente Alberto Fujimori para un tercer mandato, constitucionalmente dudoso, que ganó tras una sucia campaña y unas elecciones amañadas. Y termina con un Fujimori escondido en la casa de un novelista japonés en Tokio, despojado de la presidencia por la conducta escandalosa de Vladimiro Montesinos, su, ahora fugitivo, jefe de inteligencia y consejero político más cercano. (...)

Perú ha nombrado a un fiscal especial para investigar a Montesinos y el Congreso también lo está haciendo. Pero (...) llevar a los responsables ante la justicia sería una tarea hercúlea para cualquier país, especialmente si es pobre y está comenzando a reconstruir sus instituciones independientes. Los extranjeros deberían ayudar. (...) En el caso de Perú, dos países tienen una responsabilidad especial. Uno es Estados Unidos: (...) no se ha negado que la relación de Montesinos con la CIA se remontase a hace más de dos décadas. EE UU debería poner en manos de los investigadores esta información. (...) El otro es Japón. Su Gobierno ha anunciado recientemente que Fujimori es ciudadano japonés, porque sus padres nacieron allí. El deseo de Japón de refugiar a Fujimori es incompresible. (...) Japón está especialmente agradecido a Fujimori por la valiente manera en que solucionó en 1997 el secuestro de la Embajada japonesa en Lima durante cuatro meses. (...) Si Fujimori fuera acusado de algún crimen, su nuevo estatus no sería un medio para que escape de la justicia, en Perú o en otra parte.

Londres, 1 de enero