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Delitos y fiestas

Un enigma de agosto de 1999 ha sido resuelto en los últimos días de 2000. Han cogido a los autores del asalto al furgón blindado del aeropuerto de Málaga: 500 millones robados rápida, limpia y profesionalmente, según los profesionales de la ley. En París, Barcelona y Sitges han detenido a ocho individuos admirables (no los admiro yo, sino la Interpol), que en París acababan de atracar otros dos furgones blindados. Son antiguos militares, sometidos a riguroso entrenamiento. La planificación da buenos resultados y estos bandidos encarnan el ideal de vida contemporáneo: eficacia, operatividad, rentabilidad. Gracias al estudio y el trabajo facturaron 2.700 millones en los últimos cuatro años, sin contar lo que no declaran a la Administración.Para la policía son el Dream Team: profesionalidad, calidad, vida en hoteles y barrios de lujo, entre gente que comparte con ellos los ingresos fabulosos de la industria, el deporte y el espectáculo. Poseen marcas excepcionales: cinco minutos en robar en Málaga, cuatro minutos para desvalijar un avión que aterrizaba en Perpiñán. Llevaban vidas de película y usaban nombres de guerra tomados de películas de Robert de Niro. Pero su vida era familiar, ejemplar, a pesar de los nervios del duro trabajo cotidiano. Es la doble vida de muchos: entre la oficina y la casa, entre los compromisos profesionales y las obligaciones emocionales.

En estos días la Audiencia Provincial de Málaga condena a un empleado de una caja de ahorros de Antequera. Este hombre se dedicaba modestamente, burocráticamente, a sacar unos millones de los ahorros ajenos. A través de rutinarias operaciones en caja, ventanilla y cajeros automáticos, falsificando firmas y huellas dactilares, saqueó las pensiones de octogenarios sin energía ni excesivo futuro para indagar la suerte de sus ahorros y vengarse del ladrón laborioso. En noviembre y diciembre de 1996 comenzó a apropiarse del dinero de sus clientes el cajero de Antequera: con la llegada de las fiestas. ¿Las celebró mejor ese año?

El psicólogo de Dos Hermanas Francisco Casado le contaba a Joaquín Mayordomo en estas páginas que mucha gente se siente más desgraciada que nunca en Navidad. Se trata de personas vulnerables, "indefensas ante tanta necesidad de aparentar y competir, ante la obligación de fingir y acudir a indeseadas reuniones sociales", decía el psicólogo. El falsificador del banco de Antequera es un ejemplo de nuestra vida en sociedad: quería ser más rico, más competitivo, y no le importaba aparentar ser otros, aunque fueran desvalidos octogenarios. Usurpaba la personalidad de otros para ser más él mismo, más fuerte, menos vulnerable, más competente.

Los atracadores del Dream Team, la mejor banda de Europa, aprovechaban para sus golpes fulminantes las vacaciones de verano y Navidad, cuando la gente se distrae y siente su indefensión, lo que le falta. No querían ser vulnerables los profesionales del Dream Team: Jorge A. Rodríguez informa que, además de preparación atlética, científica y militar, tenían un arsenal de explosivos, armas automáticas, telefonía y vehículos blindados. La competencia policial los admira.

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