El fuerte viento provoca el ahogamiento de un joven remero de Oxford en el río Ebro
El viento volvió a arremeter ayer con fuerza en las comarcas del sur de Tarragona. En Amposta (Montsià) causó la muerte por ahogamiento de un joven remero británico de la Universidad de Oxford en las aguas del Ebro al llenarse de agua la embarcación en la que se entrenaba junto con sus compañeros. Más usual es el accidente que sufrió en la autopista A-7, a la altura de L'Ametlla de Mar, un autocar en el que viajaban una cuarentena de jubilados de Elche que se dirigían a Andorra: el fortísimo vendaval tumbó el vehículo y seis de sus pasajeros tuvieron que ser ingresados por lesiones leves en el hospital de Sant Joan de Reus y en el Joan XXIII de Tarragona.
"No se sabe nunca. El río puede estar tranquilo, pero en unos minutos cambia todo", decía ayer compungido Cipriano Forcada, presidente del Club Náutico de Amposta. A las ocho de la mañana empezaron su jornada los integrantes del equipo de remo ligero de la Universidad de Oxford, que, como el año pasado, había escogido Amposta para entrenarse en el Ebro. El viento típico de Tarragona, aquel que hace que los automovilistas se aferren al volante como si de un flotador se tratara, se levantó con fuerza y por la mañana sopló a una velocidad de entre 90 y 160 kilómetros por hora. Leo John Blockley, el joven de 21 años fallecido, no sólo se enfrentó a unos vientos que embravecieron el río, sino que incumplió, como dos de sus compañeros, una de las reglas de oro de los navegantes, la que dice que no se debe abandonar nunca la embarcación, porque flota. De los nueve componentes del equipo (ocho remeros y un timonel), dos consiguieron llegar a nado a la orilla. Seis cumplieron la regla y fueron rescatados por los bomberos y la policía local. Hoy continuarán las tareas de búsqueda del cuerpo de Leo John Blockley.
Espejo roto
"En 10 minutos se puede levantar el viento, nos ha pasado muchas veces", señala Axel Muller, técnico de la Federación Española de Remo y uno de los organizadores de los entrenamientos de los británicos en Amposta. Forcada afirmó: "El río había estado como un espejo estos últimos días", cualidad por la que los de Oxford lo habían elegido para entrenarse. Sus oponentes tradicionales, los de la Universidad de Cambridge, han estado en Banyoles en otras ocasiones.Pero el espejo del Ebro se rompió ayer en mil trozos. El viento embraveció el río. Los ingleses hicieron una maniobra extraña para alcanzar el embarcadero del Club Náutico: trataron de llegar cruzando el río de forma transversal. "Expusieron toda la banda de la embarcación al caudal", precisa Forcada, que ya se había dado cuenta de la fuerza que cobraba el viento y estaba en la sede del Náutico. "Lo normal", explicó Forcada, "hubiera sido que superasen el embarcadero del club y se dejasen llevar por la corriente hasta llegar a puerto".
Forcada lo pudo ver todo: "La embarcación se llenó de agua y saltaron del bote. Seis se quedaron agarrados y dos llegaron a nado a la ribera". Blockley los siguió. Hizo gestos pidiendo auxilio. No lo iba a conseguir. No lo consiguió.
Bomberos y policía local socorrieron a los ocho remeros. Eran las nueve de la mañana. Mientras los jóvenes eran trasladados a la Clínica Arrossera, se iniciaban las tareas de rescate del desaparecido: cuatro lanchas, bomberos, Cruz Roja, Guardia Civil, Mossos d'Esquadra, Protección Civil... A las tres de la tarde se esperaba la llegada de los agentes del Grupo de Operaciones Especiales de la policía. Según explicó el delegado de la Generalitat, César Puig, cinco horas después de la desaparición de Blockley, la dificultad radicaba en los típicos cañizales de ribera. Lo turbio del agua embravecida impedía, además, el trabajo de los submarinistas. "Se ha intentado", explicaron. Los Mossos patrullaban los caminos de ribera. El pesimismo había pasado a ser ya una obviedad y el subdelegado lo corroboraba hablando únicamente de la búsqueda de un cuerpo.
Los compañeros de Blockley llegaron al Náutico. Estaban bien, tras una leve hipotermia, aunque necesitados de ayuda psicológica. El mecanismo oficial se había puesto en marcha. Los familiares del joven desaparecido llegarán hoy a Amposta. Los entrenamientos se han suspendido. "Un suceso así relativiza otros acontecimientos". El alcalde de Amposta, Joan Maria Roig, recordaba con estas palabras que el prestigio del equipo de Oxford quedó en entredicho el año pasado por una borrachera colectiva de final de entrenamiento que llevó a 24 remeros ante el juez por romper el lavabo de un restaurante, desplazar contenedores e inutilizar los retrovisores de varios coches aparcados.
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