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Las conversaciones de Washington terminan sin un acuerdo sobre el futuro de Jerusalén

Israelíes y palestinos seguirán buscando un compromiso antes del fin de la presidencia de Clinton

Jerusalén Las conversaciones entre israelíes y palestinos en Washington han entrado en crisis. Las divergencias se hicieron ayer evidentes y obligaron a los negociadores a tomarse un descanso técnico para evacuar consultas, un eufemismo detrás del cual se vislumbra de nuevo el sempiterno bloqueo del proceso de paz. Los dos equipos volvieron a última hora de la noche a casa, tras un intento vano del presidente estadounidense, Bill Clinton, que ensayó durante más de una hora el recurso de minimizar el trance tratando de mantener a los negociadores sentados en torno a la mesa del diálogo.

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Cautela

Después de la euforia viene la realidad. Las perspectivas optimistas que anunciaban hace poco menos de 24 horas un inminente acuerdo entre israelíes y palestinos se vinieron de repente abajo. Las discrepancias empezaron a aflorar de manera constante cuando ayer se intentó transcribir y plasmar sobre el papel las propuestas de compromiso que poco antes había hecho Israel de manera verbal, en las que aseguraba a la contraparte, entre otras medidas, el control de Jerusalén Este, una división equitativa de la Ciudad Antigua, una administración palestina en la Explanada de las Mezquitas, la devolución del 90% al 95% de Cisjordania, la gestión compartida de las fronteras internacionales con Egipto y Jordania y generosas compensaciones económicas a cambio de la renuncia al retorno de los refugiados.Los negociadores israelíes, presididos por el ministro de Asuntos Exteriores, Shlomo Ben Ami, empezaron, en el momento de concretar el acuerdo, a abrir un regateo y a efectuar matizaciones importantes con respecto a las ofertas iniciales. La postura israelí sorprendió a los palestinos, indignados por la "marcha atrás" efectuada por los negociadores israelíes.

La atmósfera de esperanza que hasta entonces había presidido las negociaciones empezó a enrarecerse, hasta el punto de que los responsables de ambos equipos aplazaron en dos ocasiones la entrevista prevista en la Casa Blanca con Bill Clinton, en la que debían hacer un balance de las conversaciones y plantearse la posibilidad de llevar a cabo una reunión entre el presidente palestino, Yasir Arafat, y el primer ministro israelí, Ehud Barak, el próximo 10 de enero en Washington para la firma solemne del acuerdo.

Las conversaciones que las dos delegaciones celebraron a media tarde en la Casa Blanca con el presidente Clinton no lograron zanjar las diferencias ni superar la crisis. Ambas partes acordaron tomarse unos días de reflexión en los que se debatirá una propuesta de compromiso, diseñada por la Casa Blanca, en la que se intenta buscar un punto de equilibrio en los principales problemas, especialmente el de los refugiados. Arafat y Barak, antes del miércoles 27 de diciembre, deberán dar una respuesta directamente al mandatario norteamericano.

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Israelíes y palestinos tuvieron ayer la cautela de no hablar de ruptura, como si intentaran desdramatizar la situación. Pero la sensación de crisis era evidente, sobre todo después de que Arafat efectuara desde Ammán, al conocer la noticia del bloqueo, unas declaraciones radicales reclamando a Israel el cumplimiento de las resoluciones de la ONU referidas a la devolución de territorios y regreso de los refugiados de las guerras de 1948 y 1967. "No aceptaremos negociar el retorno de los refugiados a cambio de la devolución de Jerusalén Este", aseguró ayer, pocos minutos después de que se entrevistara con el rey Abdalá II de Jordania en su palacio de Ammán.Los negociadores isaraelíes realizaron por su parte valoraciones menos trágicas, llegando incluso a rozar de nuevo el optimismo, en un intento desesperado de no espantar al electorado, que ha empezado a vivir ya los primeros embates de una campaña para la elección del primer ministro que se celebrará seguramente el 6 de febrero.

"La conclusión más importante de estas reuniones de los últimos días es que hay que hablar. Suponiendo que haya de qué hablar", afirmó el jefe de la delegación israelí, Shlomo Ben Ami, poniendo de esta manera punto final a un encuentro que ha durado cinco días. La delegación israelí recordó también que los contactos celebrados suponían la reactivación del proceso de paz, que fue congelado unilateralmente por el Gobierno de Israel a principios del pasado mes de octubre como represalia por la nueva Intifada palestina.

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