Cada partido vive su propio 'conflicto vasco'
Aunque bastantes presumen que la aportación del laboratorio catalán puede ser importante en el proceso de diálogo, es fácil caer en el exceso, en el típico cofoisme, la autosatisfacción, cuando en realidad todos los partidos exhiben sus contradicciones.El Partido Popular de Cataluña se ha empezado a contaminar del espíritu pactista catalán, pese a la levedad de su giro catalanista. La portavoz, Alicia Sánchez Camacho, se ha inclinado en público por la zanahoria del diálogo cuando en la sede de su partido, en la madrileña calle de Génova, impera la moda del palo a secas.
La portavoz popular, mientras arrecia la campaña mediática para que Convergència i Unió (CiU) firme el pacto antiterrorista PP-PSOE, asegura: "Creo que deberíamos dejar que Convergència i Unió se lo piense, porque en los 10 puntos del pacto ya está de acuerdo". La heterodoxia de Sánchez Camacho ya se expresó tras el asesinato de Ernest Lluch, cuando se declaró firme partidaria del diálogo en un debate en TV-3 en el que participaba junto a Txema Montero, de la Fundación Sabino Arana. Alicia Sánchez Camacho evocó el Ulster como precedente, lo cual le valió ser reprendida por la dirección del PP.
Autodeterminación
CiU tampoco escapa a las contradicciones. Las bases soberanistas, a las que dio alas una Declaración de Barcelona -pacto suscrito en 1998 por CiU, el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y el Bloque Nacionalista Galego (BNG)-, han jugado fuerte en los recientes congresos de ambos partidos. Hasta hoy la dirección convergente las ha controlado. Las servidumbres del pacto de estabilidad parlamentaria con el PP y el hecho de que CiU tenga una base importante constitucionalista han dado frutos genéticamente complejos: votar a favor del derecho de autodeterminación de Cataluña sin reformar la Constitución, tal como sucedió en las resoluciones del debate de política general de 1998.También el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) explora entre las propuestas avanzadas por Pasqual Maragall y los límites que impone el PSOE. El líder socialista catalán ha visto como se suscribía un pacto antiterrorista que no respondía a sus expectativas políticas, por la excesiva dureza con el PNV. Además, dentro del PSC hay quien considera suficiente el pacto antiterrorista PP-PSOE y quienes son partidarios de buscar un consenso básico en Cataluña.
Los independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) lucen un discurso mucho más homogéneo que el PSC o CiU, sin matices internos. Pero se ignora qué influencia ejercen sobre Eusko Alkartasuna para buscar soluciones.
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