La apertura de Formigal alivia escasamente la falta de nieve en las estaciones

A menos que cambien sustancialmente las condiciones metereológicas en los próximos días, el estreno de la temporada de esquí no puede haber resultado más desalentador. Sin noticias de precipitaciones de nieve consistentes, el 90% de las principales estaciones pirenaicas continúan cerradas, un problema que se agrava en la parte francesa, que no ha podido poner en funcionamiento ni un sólo remonte. No se esperan grandes cambios de inmediato.

Cerler y Boí Taüll

Los esquiadores del País Vasco lo tienen difícil para estrenar la temporada, el último grito en esquíes, snowboard, o cualquier cosa relacionada con el deporte blanco. Sigue sin nevar decentemente, las temperaturas templadas no invitan a nada y las escasas estaciones abiertas quedan a desmano. Además, las previsiones más optimistas no aseguran precipitaciones dignas de mención en las próximas fechas, lo que invita a pensar que no será hasta enero cuando se estrenen los centros habituales de peregrinación para los esquiadores de esta comunidad.El problema afecta especialmente a las estaciones del Pirineo francés, que una semana más (y van tres) se han visto forzadas a colocar el cartel de cerrado.

Las únicas noticias positivas al respecto tienen que ver con la apertura de Formigal y de la mayoría de las estaciones situadas en Los Alpes franceses. En el caso de Formigal, su estreno esta temporada no se producirá hasta pasado mañana y casi bajo mínimos, dada la escasez de remontes y pistas que abrirán al público. Lo suyo es más una apertura testimonial, salvada por la innivación artificial.

La estación aragonesa de Cerler (la que mayor manto blanco acumula en sus laderas) y la catalana de Boí Taüll mantienen sus servicios y se presentan como las mejores opciones para aprovechar el periodo navideño. Además, ofrecen numerosas alternativas para alpinistas o aficionados al esquí de montaña, ahora que empieza a remitir tímidamente el riesgo de aludes señalado la pasada semana.