15 presos mueren quemados en Turquía tras irrumpir cientos de policías en 20 cárceles
Las superpobladas cárceles turcas vivieron ayer un nuevo estallido de violencia. Cientos de gendarmes irrumpieron con fusiles de asalto y granadas en 20 prisiones para poner fin a la huelga de hambre que más de mil reclusos, en su mayoría de organizaciones de extrema izquierda, mantenían desde hace dos meses contra una reforma de las condiciones penitenciarias. Al menos 15 presos se quemaron vivos, otros 57 sufrieron quemaduras graves en la operación y dos agentes policiales murieron tiroteados, según informó el ministro de Justicia, Hikmet Sami Turk.
Choques en las prisiones
El ministro admitía finalmente anoche que las cárceles turcas -ensangrentadas por una larga sucesión de motines y represión policial desde hace una década- registraron una jornada de terror sin precedentes. "Las fuerzas de seguridad cumplieron con éxito sus objetivos con el menor daño posible", precisó el ministro de Justicia, quien también confirmó que 574 presos en huelga de hambre fueron ingresados por la fuerza en centros hospitalarios. Turk insistió en que los presos murieron autoinmolándose ante la llegada de las fuerzas de seguridad. Fuentes del Ministerio del Interior no descartaron que el número de víctimas aumente cuando terminen las operaciones policiales, que anoche proseguían en algunas grandes prisiones. "El Estado no ha logrado controlar algunas cárceles desde hace años, mientras grupos terroristas son los amos detrás de las rejas", reconocía Turk para justificar la masiva Operación Retorno a la Vida, destinada, según dijo, a salvar a los huelguistas de hambre y a restaurar el orden en los centros penitenciarios.
La protesta estalló hace 61 días, después de que las autoridades turcas anunciaran la creación de cárceles con celdas para tres reclusos, en lugar de los dormitorios colectivos de hasta 80 personas, habituales en los centros penitenciarios del país. Los presos consideran que esta medida sólo persigue aumentar los controles y dificultar los contactos entre ellos. Las organizaciones de defensa de los derechos humanos expresaron también su preocupación por el peligro de que aumenten los malos tratos a detenidos con un mayor aislamiento.
"Nuestras prisiones están superpobladas, y por esa razón vamos a poner en marcha el nuevo sistema de celdas de tres personas", aseguró el ministro Turk. Para intentar acabar con el polvorín en el que se han convertido los penales de Turquía, donde no es extraño ver a internos paseando por los patios con pistolas y teléfonos móviles, el Gobierno de Ankara llegó a proponer la aprobación de una amnistía que pondría en la calle a la mitad de los 72.000 presos del país. Pero el presidente de la República, el ex magistrado del Tribunal Constitucional Ahmet Necdet Sezer, rechazó el indulto general por razones de "alarma social".
En realidad, la controversia que ha agitado a la sociedad radica en que se temía que la amnistía iba a beneficiar en mayor medida a los presos pertenecientes a grupos mafiosos y de extrema derecha que a los vinculados con organizaciones de extrema izquierda o de los separatistas kurdos.
Alrededor de las cinco de la mañana (las cuatro, hora peninsular española), centenares de gendarmes y policías fuertemente armados y apoyados por helicópteros irrumpieron simultáneamente en unas 20 cárceles del país. Al caer la noche todavía se registraban enfrentamientos entre internos y gendarmes en las saturadas prisiones de Bayrampasa y Umraniye, en Estambul, y en los centros penitenciarios de alta seguridad de Canakkale y Gebze, en el noroeste de Anatolia.La agencia de noticias estatal Anatolia aseguraba ayer que el movimiento de protesta de los presos lanzó de cárcel en cárcel la consigna de autoinmolarse ante la llegada de las fuerzas de seguridad.
En su informe anual sobre derechos humanos, la Unión Europea, a la que Turquía aspira a adherirse, ha pedido a Ankara que mejore la situación de sus cárceles. El Consejo de Europa, del que Turquía es miembro, lamentó anoche la pérdida de vidas humanas en la operación contra las cárceles. Amnistía Internacional también expresaba su profunda preocupación por la muerte de presos y pidió al Gobierno de Ankara que acepte una investigación independiente sobre los hechos.
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