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Breve y fría audiencia del Papa a Haider

La visita provoca incidentes en Roma

La audiencia privada del Papa al líder nacionalista austriaco Jörg Haider, que ayer le hizo la entrega oficial de un árbol navideño como regalo de la región de Carintia, se resolvió en pocos minutos. La diplomacia vaticana consiguió que la entrevista entre el gobernador de Carintia y Juan Pablo II quedara completamente oscurecida por la audiencia concedida a la delegación austriaca encabezada por el obispo de Gurk-Klagenfurt, Egon Kapellani, e integrada por 250 personas.

Haider, su esposa Claudia y sus dos hijas ocuparon asientos de primera fila en la sala Clementina del Palacio Episcopal, pero el Papa apenas citó de pasada "al gobernador de Carintia" cuando tomó la palabra para agradecer el regalo del árbol navideño a la comitiva.El distanciamiento con que el Vaticano acogió a su polémico huésped quedó de manifiesto hasta en el boletín informativo de la Santa Sede donde se recoge la actividad diaria del Papa. En el de ayer no figuraba la audiencia a Haider, sino a la delegación de la región austriaca de Carintia. El Papa pronunció un discurso completamente inocuo ante los visitantes, aunque al final de la audiencia fueron distribuidos entre los asistentes unos cuantos ejemplares del mensaje escrito por el Pontífice coincidiendo con la Jornada Mundial de la Paz, que se hizo público el pasado jueves, y en el que Karol Wojtyla condena la xenofobia, el racismo y el nacionalismo. Un gesto extraordinariamente discreto para subrayar las distancias entre el Pontífice y el líder del partido nacional-liberal austriaco.

Centenares de policías y decenas de periodistas siguieron estrechamente los desplazamientos de Haider, alojado con su familia en un hotel cercano a la plaza de San Pedro, y toda la zona quedó acordonada por fuerzas antidisturbios ante el temor de que las manifestaciones de protesta por la visita del líder austriaco pudieran derivar en actos de violencia. Por la mañana, un millar de estudiantes recorrió el centro de Roma con pancartas contra Haider, mientras el político austriaco era recibido en el Vaticano, pero no se produjeron incidentes. Los únicos enfrentamientos entre policías y manifestantes se registraron por la tarde, coincidiendo con la ceremonia de iluminación del abeto austriaco en la plaza de San Pedro. Grupos de jóvenes de los centros sociales, de carácter vagamente anarquista, intentaron llegar hasta la plaza, pero fueron detenidos por los antidisturbios, que llegaron a utilizar gases lacrimógenos para disolver la manifestación. Un joven resultó herido. Al mismo tiempo, en la zona próxima del Corso Vittorio Emanuel, varios cabezas rapadas pro Haider aprovecharon la confusión para quemar contenedores de basura.

La visita de Jörg Haider al Vaticano ha vuelto a colocar a la Santa Sede en una delicada posición frente a la comunidad judía mundial, cuando todavía no se ha apagado el efecto demoledor del libro de John Cornwell sobre Pío XII, en el que se denuncia, sobre la base de centenares de documentos, la pasividad del Pontífice ante el nazismo. Los comerciantes judíos de Roma optaron ayer por apagar las luces de sus tiendas en protesta por la "indeseable visita" del líder austriaco, que pareció satisfecho del desproporcionado eco público que ha tenido su visita al Estado Vaticano. La diplomacia de la Santa Sede se ha movido con lentitud, defendiendo primero el derecho de Haider a ser recibido en Vaticano, -"donde se recibe a todo el mundo", según ha recalcado el secretario de Estado Vaticano, el cardenal Angelo Sodano-, e intentando desesperadamente después restar importancia a la visita.

La visita de Haider a Roma ha desatado también una polémica política, porque el Gobernador de Carintia la ha aprovechado para criticar la legislación italiana en materia de inmigración y los acuerdos de Schengen. Algo que provocó una respuesta inmediata del presidente italiano, Carlo Azeglio Ciampi, a lo que Haider respondió calificándole de "político de izquierdas".

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