El Madrid saca petróleo de su pegada
El Espanyol, tras los goles de Morientes y Figo, dominó y dispuso de muchas ocasiones
El Madrid se fue de Montjuïc con el liderato virtual bajo el brazo pero con las dudas ya conocidas sobre su autoridad. Dudas de que pueda seguir mandando con el esquema defensivo con el que ayer malvivió tras lograr dos goles en la arrancada. Entre la pegada del Madrid y la ingenuidad de la defensa del Espanyol, el partido estuvo a punto de quedar visto para sentencia en menos de un cuarto de hora. El Espanyol se equivocó de medio a medio ante un rival con una precisión ofensiva de sobras probada. Lo pagó encajando dos goles en doce minutos. El Madrid, en este sentido, es un equipo implacable. Y eso que Raúl apenas dio señales de vida. Pero bastó que McManaman avivara la velocidad del balón con un pase a la primera a Morientes para que éste recortara a Navas y encontrara la diagonal abierta. Cruzó el balón entre Mora y el segundo palo y marcó. Fueron suficientes un par de faltas cerca del vértice derecho del área blanquiazul para que Figo afinase la puntería primero y para que acertara en la diana después.El segundo regreso de Figo a Barcelona supuso la mejor terapia para olvidar aquella traumática visita al Camp Nou de hace un par de meses. También en Montjuïc fue pitado, pero no pasó de eso e incluso pudo percibir el apoyo de la hinchada madridista. No tuvo la menor de las dificultades para sacar los numerosos saques de esquina que cedió el Espanyol. Pero, a lo que pudo quedar en el anecdotario, se añadió otro detalle inherente al juego. Paco Flores, en lugar de imitar el implacable y exitoso marcaje individual de Puyol al portugués en el clásico disputado en octubre, esperó a que Figo se enredara en la defensa en zona. Roger pareció engancharse al diez madridista pero cuando éste empezó a bascular fue Galca quien se encargó de él y, cuando definitivamente se fue a la izquierda, se observó que nadie específicamente se hacía cargo de él. Figo se sintió como pez en el agua y dotó de peligrosidad a los movimientos atacantes de su equipo. Y eso llevó de cabeza al Espanyol, que por momentos se vio como un naufrago.
ESPANYOL 1-REAL MADRID 2
Espanyol: Mora; Navas, Soldevilla, Pochettino, Roger; Toni Velamazán, Sergio, Galca, Arteaga (Toledo, m.75); Martín Posse (Óscar, m.75); y Tamudo (Serrano, m.80).Real Madrid: Casillas; Geremi, Iván Campo, Karanka, Roberto Carlos; Figo, Iván Helguera, Makelele, McManaman; Morientes (Savio, m. 46) y Raúl. Goles: 0-1. M.4. Morientes, al borde del área, recibe de McManaman, recorta a Navas y marca de tiro cruzado por bajo. 0-2. M.12. Figo envía por encima de la barrera y a la cruceta derecha de Mora. 1-2. M.21. Falta por la izquierda que Roger lanza colgando sobre el área. Casillas mide mal la salida, Iván Campo tampoco llega y Pochettino marca de cabeza. Árbitro: Carmona Méndez. Mostró tarjeta amarilla a McManaman, Pochettino, Velamazán, Soldevilla y Figo. Estadio Olímpico de Montjuïc. Unos 32.000 espectadores.
Pero el equipo de Montjuïc se dio cuenta de que el partido tenía otra lectura diferente. Pochettino empezó a marcar la línea en defensa con contundencia y Morientes fue el principal damnificado ya que, lesionado, tuvo que ser relevado en el descanso. Pero además Sergio, Galca y Toni Velamazán advirtieron que el Madrid era un equipo partido, sin consistencia en el centro del campo. Makelele e Higuera tuvieron que retrasarse muchos metros para apagar los fuegos constantes que prendían en el centro de la defensa madridista. Muchas concesiones. Tantas que el Espanyol, que es un equipo que se distingue por todo lo contrario que el Madrid y que apenas tiene pegada, encontró ipso facto el gol que le devolvió a la lucha por los puntos en juego. El tanto llegó en una acción que fue un compendio de la incuria defensiva madridista. No cuidó el Madrid el menor detalle. Permitió que Roger sacara la falta sin que nadie le molestara, saltó Iván Campo al tuntún y Casillas culminó el retablo con una salida desastrosa, a destiempo, practicamente un suicidio.
El centro del campo de ambos equipos desapareció; el del Madrid porque apenas contó con efectivos y el del Espanyol porque buscó vías más directas que el entrejuego. El toma y daca constante hizo que se vivieran ocasiones en una y otra portería. La asociación entre McManaman, Figo y Savio, que relevó a Morientes tras el descanso y que hizo de pivote por detrás de Raúl, le dieron cuanto menos presencia al Madrid. E incluso fue el comando que creó ese trío, al que se añadió Helguera, el que le dio aire al Madrid en un segundo periodo que empezó con un dominio constante del Espanyol. Pero el equipo blanquiazul volvió a echar de menos la pólvora. Casillas siempre conjuró el peligro que crearon los remates de Tamudo en un par de ocasiones y de Posse en otra.
Pero el Espanyol fue desinflándose porque acusó el desgaste físico y porque cuando el Madrid logró combinar con alguna continuidad en la zona de los medias puntas le creó muchos problemas. Hasta el punto de que Savio envió un balón al larguero cuando la cosa empezaba a hacer pensar más en el 1-3 que en el empate. La puesta de acción de Óscar, Toledo y Serrano en el último cuarto de hora apenas varió el decorado. Pero el Madrid aún no había dicho su última palabra. Porque fue él mismo quien se complicó la vida hasta rozar el suicidio en una casi fatal falta de entendimiento entre Iván Campo y Casillas, que éste enmendó in extremis. Y, ya en el descuento, dejó solo a Toledo, que cabeceó rozando el palo. Al final se salió el Madrid con la suya, pero con un sufrimiento y un juego impropios.
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