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Bush promete una presidencia bipartidista y ofrece varias carteras a los demócratas

Pasando de las palabras sobre reconciliación nacional a los hechos, George W. Bush centró ayer su jornada de trabajo en una entrevista con el senador demócrata de Luisiana John Breaux. Bush, que hará públicos hoy sus primeros nombramientos ministeriales, quiere incluir a dos o tres demócratas en su Gobierno. Les ofrece las carteras de Energía, Defensa, Educación y Agricultura. Bush reiteró a Breaux su deseo de gobernar en Washington de modo bipartidista, como lo ha hecho desde 1994 en Tejas. Y exploró la posibilidad de que este senador acepte la Secretaría de Energía.

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Pero ese nombramiento, según señaló el interesado, tiene un problema: los demócratas perderían uno de sus 50 escaños en el Senado y, con ello, el empate que han conseguido con los republicanos. El sustituto de Breaux sería nombrado por el gobernador republicano de Luisiana, que se vería muy tentado a escoger un correligionario.Breaux declaró que quiere cooperar con Bush, con el que comparte una posición centrista en varios asuntos, pero no desea dañar a su partido en el Senado. Así que le sugirió al presidente electo que buscara otro demócrata para esa cartera: el ex senador J. Bennett Johnston.

Bush estará el lunes y el martes en Washington, donde se entrevistará con Bill Clinton y Al Gore. Para entonces quiere haber avanzado en la formación de su Gobierno. Karen Hughes, su portavoz, adelantó ayer que hoy pueden producirse los primeros nombramientos. Éstos serían los de dos afroamericanos: el general retirado Colin Powell, que fue jefe del Estado Mayor con el padre de Bush y con Clinton, como secretario de Estado, y la profesora Condoleezza Rice, como consejera nacional de Seguridad.

Estos nombramientos, según Bush, quieren transmitir al mundo la idea de que la tremenda polémica electoral no va a afectar al liderazgo de Estados Unidos en el mundo. A escala interna, se trata de demostrar que Bush es un nuevo tipo de republicano, abierto a las minorías.

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La nueva Casa Blanca republicana tiene que ocupar unos 6.000 puestos de trabajo, de los cuales unos 1.200 requieren una investigación de antecedentes del FBI y la confirmación del Senado. Perdidas cinco semanas de transición, el tiempo vuela contra Bush. Pero la deportiva aceptación de la derrota por parte de Al Gore le permite ahora poder dirigirse abiertamente a los militantes demócratas.

Para reforzar su legitimidad, Bush quiere superar los ejemplos de bipartidismo de John Kennedy y Clinton. Tras las muy reñidas elecciones de 1960, Kennedy nombró al republicano Douglas Dillon como secretario del Tesoro. Tras las de 1996, que le dieron un segundo mandato frente a un Congreso conservador, Clinton situó en Defensa al republicano William Cohen.La idea de Bush es que dos o tres carteras sean ocupadas por demócratas. Además de Breaux piensa en Jim Hunt, gobernador demócrata de Carolina del Norte, como secretario de Educación. Dos demócratas conservadores y sureños, Robert Cramer y Charles Stenholm, son candidatos para Agricultura. Y Sam Nunn, ex senador demócrata de Georgia, ha sido mencionado como posible secretario de Defensa.

Si Nunn sigue manteniendo su público desinterés por Defensa, esta cartera podría ir a los republicanos Paul Wolfowtitz -que trabajó con Ronald Reagan-, el ex senador Dan Coats o el gobernador de Pensilvania, Tom Ridge. Este último es el favorito de Bush y Powell, pero es mal visto en la derecha republicana por su apoyo al derecho al aborto. La cartera de Comercio parece destinada a Don Evans, un amigo personal de Bush y director de su campaña.

Bush intenta formar un equipo que contenga miembros prestigiosos del Gobierno de su padre y rostros nuevos demócratas y republicanos. Entre los primeros están el vicepresidente Dick Cheney, el general Powell -al frente de la política internacional- y Andrew Card, ex secretario de Transporte y probable nuevo jefe de gabinete de la Casa Blanca. Bush se llevará a Washington a dos personas que han sido clave en su batalla: Hughes, su portavoz, y Karl Rove, su estratega político.

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