Sobre la iniquidad de un Gobierno
Estamos viendo, a través de la prensa, estos días la actuación de un Gobierno que antepone no se sabe qué motivos ocultos a la salud de sus gobernados. Es el caso del submarino Tireless, fondeado en Gibraltar.Todos los informes señalan la grave exposición que sufre una población de 200.000 personas, habitantes de la zona del Estrecho.
Mientras, ¿qué hace el Gobierno del señor Aznar? Encubrir, mentir, montar un engaño tras otro. Aguantar las tímidas protestas ciudadanas y esperar a que todo pase y las aguas se calmen.
Otro actor entra en escena: el Consejo de Seguridad Nuclear, lacayo del Gobierno de turno y comandado por antiguos franquistas, como el señor Kindelán.
Entre uno y otro interpretan la escena tranquilizadora: "No pasa nada. Y si ocurre algo, ya será tarde para protestar... Estaréis criando margaritas en el campo santo".
A nadie se le escapa la imprudencia, la estulticia y la infamia de estos políticos. Aunque son los mismos que mantienen arropado a otro embaucador de pro: el señor Antonio Colino, presidente de ENRESA, administradora del Cabril. Tampoco aquí pasa nada. Salvo que en El Cabril no hay un Tireless, sino varios miles de Tireless en plena ebullición.
Es triste que mueran personas por causa del terrorismo vasco, pero más triste y penoso aún es que sea el propio Gobierno de la nación el que practique el terrorismo de Estado y te meta la muerte en tu casa sin apercibirte del caso. Pues, ¿cómo llamarías, tú, lector, a exponer a los habitantes de la Sierra de Córdoba a las secuelas del Cabril de forma permanente? ¿Qué información crees que te van a dar en caso de fuga radiactiva de este cementerio? Harán lo de siempre: callarse y confiar en que la mortandad no se note mucho. ¡Demonios de políticos! ¡Más les valiera terminar como Judas!- Gabriel García de Consuegra. Pozoblanco (Córdoba).
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