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Escenarios domésticos de vanguardia

El Koldo Mitxelena muestra desde hoy las propuestas de 16 artistas sobre espacios cotidianos

Hace tiempo que los espacios cotidianos conquistaron el mundo del arte, pero pocas veces de forma tan transgresora como en los últimos tiempos. Si hoy una artista, Ana Laura Aláez, recrea la habitación de un hotel y proyecta un vídeo lésbico dentro de una exposición, generará sin duda sentimientos encontrados. Algunos visitantes lo entenderán como una provocación. Otros, en cambio verán plasmada en la obra de arte la reflexión de la creadora: "Un prostíbulo, lejos de ser una excepción, es una institución tan doméstica como la familia".Brothel, esta instalación, forma parte de Escenarios domésticos, una muestra producida por el centro cultural Koldo Mitxelena de San Sebastián que deja poco margen a la indiferencia. La exposición reúne las propuestas de 16 artistas contemporáneos sobre lo doméstico y lo cotidiano; reflexiones sobre la oposición entre lo privado y lo público, sobre la intimidad de la soledad en la ciudad, sobre la experiencia de habitar un espacio. Cada artista se presenta con una instalación que trata de integrar la vida más íntima en el ámbito de la práctica artística. Eso sí, con concepciones y soportes diversos que resumen en una misma sala las tendencias más vanguardistas del momento.

La muestra, comisariada por Menene Gras Balaguer, exige al visitante que se implique en el recorrido. Puede, por ejemplo, sentarse a reflexionar en los puffs de Eternity in my living-room, el salón diseñado por el japonés Akane Asaoka. Una cámara proyecta sobre la pared de este espacio la imagen de una gran ventana que integra lo íntimo con el núcleo urbano. "Se trata", dice Gras Balaguer, "de una ventana al abismo de la melancolía profunda; la distribución de muebles y objetos en la sala predispone a la comprensión de la soledad".

La muestra está llena de contrastes. Del ambiente hipnótico y relajante de esta sala se accede casi de inmediato al espacio creado por Enrique Marty. Basta entrar en La familia para sentir la atmósfera inquietante que expuso en el Centro de Arte Reina Sofía y ahora ha adaptado al Koldo Mitxelena. Marty escenifica el lado sórdido y monstruoso de una familia. Las pinturas que ocupan las paredes de la sala muestran a una madre casi demoníaca y omnipresente. Salta de los cuadros al habitáculo en forma de figura de cera y deja ver otra parte de su personalidad en una pantalla.

Escenarios domésticos, presentada ayer por el diputado de Cultura, Luis Bandrés, agrupa además las propuestas de Chema Alvargonzález, Neus Buira, Nuria Canal, Daniel Canogar, Raimón Chaves o William Engelen, entre otros artistas. Sorprenden por la originalidad con la que revierten de arte sus ideas. Antoni Abad proyecta en una sala oscura la imagen de un enjambre de moscas que construye poco a poco las dos letras del pronombre personal ni (yo). Vuelan de nuevo y las letras se desvanecen. Es su forma de expresar la precariedad del yo, que se construye y deconstruye constantemente.

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