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Ruidos

Madrid es la ciudad de los ruidos. Se habla fuerte en los bares y éste es el único ruido del que no tiene la culpa el alcalde. Esta conclusión saqué de las jornadas que el grupo municipal del PSOE convocó en el Ateneo sobre el malestar urbano. Participaron concejales, portavoces de asociaciones vecinales y estudiosos de las desigualdades que genera Madrid. Félix Arias citó al escritor inglés Chesterton cuando decía: "Lo que pasa no es que no sepamos encontrar soluciones, sino que no sabemos cuáles son los problemas". El peor ruido viene de la política de concentración del ocio en determinadas zonas. La calle Huertas, por ejemplo, tiene muchos más decibelios que hace un año. El concejal Morales preguntó por qué se da al automóvil un espacio tan grande cuando de los 11 millones de desplazamientos que se hacen al día sólo tres son en coche privado. El distrito Centro es el que más sufre, dijo Juan C. Mora, porque el sistema radial hace que todos acudan allí. La población de ese distrito, que es de algo más de 120.000 habitantes, disminuye, pero de la ciudad y de fuera de ella acude gente a meter ruido a horas intempestivas. Aumentan los accidentes, la gente mayor no se atreve a salir de casa y el 60% de los vehículos están mal aparcados.Cristina Narbona dijo que el centro es un "agujero negro" que sirve de estentórea zona de diversión hasta la madrugada. Aseguró que, si se aplicaran las ordenanzas, habría que cerrar la mayoría de los locales, pues no están lo bastante insonorizados. También meten más ruido del permitido los camiones de basuras. Para Silvia Escobar, el Ayuntamiento considera a los ciudadanos como parte del mobiliario urbano. Al ruido de la juerga nocturna y de los camiones de basuras hay que añadir el del tráfico, el de la carga y descarga a todas horas y de las máquinas que hacen agujeros en Madrid.

No vi que adelantáramos mucho en soluciones, pero, al menos, creí entender que la gente que asistió a estas jornadas y tomó parte en ellas no desesperaba de resolver el problema del ruido. El "Lasciate ogni speranza", dejad toda esperanza, que el Dante leyó a la puerta del Infierno no debe estar en esta Puerta de España que es Madrid.

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