_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

'Estradagate'

El presidente filipino, Joseph Estrada, ex actor de cine, ostenta el dudoso honor de ser el primer jefe de Estado asiático en sufrir un proceso de destitución, aunque es cierto que a Suharto, de Indonesia, no se le dio, con todo merecimiento, ni esa oportunidad de defenderse. Ayer comenzó en Manila el proceso judicial del presidente ante los 22 senadores que han de decidir si prescinden de sus servicios por recibir unos 1.500 millones de pesetas en sobornos de una lotería ilegal, desvío de fondos de impuestos, abuso de la confianza pública y violación de la Constitución.Pese a la fuerza de las pruebas, es de temer que el juicio sea más político que otra cosa; como sólo puede haber destitución si una mayoría de dos tercios condena a Estrada, a éste le bastarán ocho votos para seguir en el cargo. Y en un país como Filipinas, donde el clientelismo y la corrupción siguen rampantes pese al restablecimiento de la democracia en 1986, es muy posible hallar a esos ocho senadores, contando a todos o gran parte de los siete de su propio partido, Lucha de las Masas Nacionalistas Filipinas, que con su solo nombre invoca ya todos los populismos, y los cinco que se declaran independientes.

Sea cual fuere el resultado, cabe poca duda de cuán poco ha valido ya la presidencia de quien prometió pan a los pobres y sólo les ha proporcionado el circo de sus propias vicisitudes. La debilidad extrema de la economía, la pérdida de la confianza y las secuelas de la crisis monetaria del sureste asiático, en medio de un clima de milagrerismo que llevó a Estrada a la presidencia, pintan un negro futuro para el archipiélago.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_