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La situación en el País Vasco

El principal sindicato nacionalista renueva su apuesta soberanista

ELA afirma que el "actual marco jurídico no es democrático"

El principal sindicato nacionalista vasco, ELA,quiere seguir siendo la pieza angular de la llamada construcción nacional en Euskadi. Impulsor del acuerdo de Lizarra y de la colaboración entre las fuerzas "soberanistas" vascas, el secretario general de ELA, José Elorrieta, sigue apostando por el "ámbito vasco de decisión". Crítico a la vez con ETA y con el Gobierno, ELA ha aprobado en su X congreso, clausurado ayer en Bilbao, una resolución en la que se asegura que el "actual marco jurídico no es democrático", y en el que se acusa al Gobierno de José María Aznar de perseguir el "delito de opinión".

"Empujamos fuerte y con convicción. Dimos la cara. Creímos que el proceso estaba abierto. No creíamos que tras Lizarra se fuera a romper la tregua". Las palabras de Elorrieta a sus afiliados muestran el sentimiento de un dirigente que ha hecho de su sindicato una máquina para la "construcción nacional" y la colaboración entre nacionalistas. ELA se ha convertido en la sombra y en la conciencia del nacionalismo vasco. Su objetivo es sumar.Mientras en el campo político la división entre partidos nacionalistas y constitucionalistas es casi al 50%, en el mundo sindical el nacionalismo arrolla. ELA cuenta con el 40,24% por sí solo de la representatividad electoral de los trabajadores vascos. Sin embargo, su unidad de acción, desde 1993, con LAB, el sindicato del entorno de HB, les ha dado una mayoría absoluta. Es precisamente esta fuerza de maniobra, "el soberanismo social", la que ELA considera esencial para "aglutinar" fuerzas. Ayer mismo Rafael Díez Usabiaga, secretario general de LAB, fue despedido con fuertes aplausos tras su intervención en el congreso de ELA pidiendo la unidad nacionalista para alcanzar el "Stormont vasco" (acuerdo para resolver el conflicto en Irlanda del norte). El único reparo a sus palabras fue del presidente del Congreso, Dani Gómez, que pidió que se hiciera "sin muleta", en referncia a ETA.

Aunque las relaciones entre las dos centrales nacionalistas no pasan por el mejor momento, la unidad se mantiene. ELA defendió,antes de la tregua, esa colaboración, pese a que ETA asesinó a dos de sus afiliados: el funcionario de prisiones Francisco Javier Gómez Elosegui y el ertzaina Montxo Doral. Ahora, con atentados y con otro afiliado asesinado en junio de este año, el concejal del PP de Durango José María Pedrosa, al que no se recordó en el congreso, las cosas no van a ser diferentes.

ELA, que el 18 de octubre de 1998, en Gernika (Vizcaya), declaró la muerte del Estatuto de Autonomía, ha sido impulsor de la nueva estrategia nacionalista que ha inspirado el giro del propio PNV. Su base social, con 90.256 afiliados -casi el triple que el PNV-, y una dirección muy cohesionada y separada de la pelea política partidista, le permiten desempeñar un papel político inédito en el resto de España.

En 1988, Elorrieta llegó a secretario general con una idea: a ELA le faltaba presencia pública. De ser un gran desconocido político y de colaborar con las centrales no nacionalistas (CC OO y UGT) pasó a la confrontación sindical y descendió a la arena política. "La pelea sindical de ELA no ha sido más que el anticipo de la política", suelen comentar desde las filas de UGT y CC OO de Euskadi.El discurso de ELA repite las consignas habituales del nacionalismo. Acusan a la prensa: "Hay una intoxicación mediática sin precedentes"; culpan a los partidos defensores del Estatuto: "Las fuerzas estatalistas tienen un alto grado de responsabilidad en lo que respecta a la situación actual"; y responsabilizan al Ejecutivo del fracaso de la tregua: "No hay en el mundo precedente de una tregua gestionada con tal grado de hostilidad por el Gobierno".

Todos estos argumentos no impiden el rechazo a la estrategia de ETA : "Su desaparición como organización armada sería la mayor contribución al proceso de construcción nacional". De acuerdo con sus tesis, el terrorismo sirve de excusa para que "la estrategia inmovilista del Estado volviese a tomar la iniciativa, resituando el marco en la Constitución, el Estatuto y el Amejoramiento [del Fuero Navarro]". En la lógica de ELA, el contencioso vasco es un problema político que exige sumar fuerzas nacionalistas, diálogo y democracia, elementos que consideran que ahora no existen.

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En todo caso, el fin de la etapa de Lizarra, que no de su espíritu, les ha llevado a una reflexión interna: "Se han sobrevalorado diseños institucionales de dudosa viabilidad y oportunidad". Su lucha por el "ámbito propio de decisión", es decir la autodeterminación, tiene los mismos fundamentos, pero una diferencia, " el mínimo común denominador", en palabras de Elorrieta. "Encontrar un acuerdo de mínimos que podamos firmar todos. Hay sectores que no han aprendido y creen que el mínimo común es el suyo", señaló el viernes el secretario general de ELA en clara alusión a Herri Batasuna, presente en el congreso. Su camino es el mismo: sumar para "superar los límites de la actual legislación".

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