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Ese ingrediente que le falta a Euskadi

Naiara Galarraga Gortázar

Anécdotas

Cuando Juan María Atutxa se sienta ante la pantalla del ordenador a escribir una carta y una vez acabada pasa el corrector ortográfico, el sistema siempre se para en su apellido. No lo reconoce, así que le ofrece una alternativa: "Achucha". Otros programas le proponen "atusa". Y cuando el presidente del Parlamento vasco escribe el apellido de quien fue su mano derecha en Interior, José Manuel Martiarena, el corrector sugiere "martillea". Es el propio Atutxa quien se percató de estas curiosidades. Ayer las reveló en la inauguración de unas jornadas sobre el humor en los medios de comunicación. Era su manera de poner en práctica lo que recomendó a los participantes: "Nos hace falta reirnos un poco más de nuestros tótems". Atutxa participó por carta, pues excusó su presencia para asistir al homenaje que Radio Euskadi tributó a Ernest Lluch, la última víctima de ETA.No es Atutxa el único que piensa que hace falta más y mejor humor en estas tierras. Jesús Zulet puso el tema sobre la mesa. El autor de la viñeta que a diario se publica bajo el editorial de El Correo explica por qué no se ceba en la clase política vasca: "Les tengo tanta admiración por su valentía que no les puedo criticar muy duramente". Juan Carlos Eguillor, padre de "esa señora del PNV de toda la vida" llamada Miss Martiartu y colaborador ahora de EL PAÍS, asegura que sí que se puede hacer humor a diario en Euskadi pese a que ETA y su entorno siembran la tragedía todas las semanas, "pero el precio es muy duro, implica ciertas consecuencias sociales".

Siro López, caricaturista político de La Voz de Galicia, afirma sin tapujos que, tal y como está el panorama, le "resultaría imposible trabajar aquí" porque como es "benévolo" a él le va el humor y no la sátira. Y "el ambiente es propicio para la sátira pero no para el humor".Al trabajo cotidiano del padre de Don Celes, Luis Olmo, en cambio, la situación política no le afecta lo más mínino. Define su trabajo como "humor puro, que no se mete con nadie"que se "puede hacer en cualquier régimen político". De hecho dibuja tiras cómicas desde hace 55 años.

Medio millar de estudiantes se partieron de risa con las muchas anécdotas que los ponentes fueron contando durante la mañana. De la mano del veterano Luis Carandell y con un sinfin de chascarrillos descubrieron que a menudo las situaciones cómicas o lo que ocurre en la trastienda es más util para "comprender la situación política" que los áridos discursos de los diputados. Los veinteañeros asistentes pudieron descubrir a través de Fernando Iturribarria, corresponsal del Grupo Correo en París, el periódico semanal Le canard enchaîne. Nacido en plena Primera Guerra Mundial informa cada miércoles sobre la actualidad mediante "informaciones inexactas" con enormes dosis de humos. Es tal su éxito que vende medio millón de ejemplares.

El columnista de EL PAÍS y otros medios Miguel Ángel Aguilar salpicó de pequeñas dosis de humor su charla sobre lo impersonal que se ha vuelto el trabajo de quienes los argentinos denominan opinólogos. Como las tribunas se envían por correo electrónico ni queda el consuelo de que el motorista que iba a recogerlas le cuente al opinador las reacciones que un artículo provoca en la redacción. Hasta el viernes desfilarán por las jornadas El Gran Wioming, Montxo Alpuente, Gomaespuma, Sebastián Bernal de Las noticias del guiñol, Klaudio Landa y otros humoristas.

El departamento de Periodismo II de la UPV, organizador de la cita, eligió debatir sobre humor como "descompresor" de la tensión que se palpa en Euskadi. Alguno se la empezó a quitar a golpe de risas.

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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