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Reportaje:

La antitelebasura

Profesionales y estudiosos debaten en Barcelona sobre las últimas tendencias de la televisión de calidad

Programas flash, de apenas cinco minutos de duración; documentales que son pura realidad, sin más narración que el sonido ambiente; series de ficción que abordan el mundo de la homosexualidad desde una perspectiva seria, o espacios cuyos protagonistas son personas anónimas, pero cuya historia esconde la de muchas otras. Así es la televisión de calidad que viene. Al menos, la muestra que se vio en el Miniput 2000, encuentro que la pasada semana reunió en Barcelona a profesionales y estudiosos del medio.Durante cuatro días, la Universidad Pompeu Fabra se convirtió en un reducto contra la telebasura. Los participantes asistieron a la proyección de una selección de piezas exhibidas en el Input (celebrado en Halifax, Canadá), el escaparate de los mejores programas producidos por las cadenas públicas del mundo. Una vez vistas, debatieron sobre ellas.

Una de las sesiones que más avivó la discusión fue sobre los formatos cortos. Incluyó la presentación de un programa piloto de TVE titulado inicialmente El quite, pensado y realizado por Manuel Farelo y Frederic Mas. Se trata de una original serie dramatizada, formada por cápsulas de tres minutos, con contenido filosófico. Los protagonistas son los integrantes de una cuadrilla de toreros de tercera categoría que, mientras viajan en una destartalada furgoneta por carreteras secundarias de la España profunda, hablan de una manera sencilla y divertida de filosofía. Los dos episodios mostrados suscitaron en la sala la pregunta de si este tipo de productos tienen lugar en las parrillas.

Manel Arranz, jefe de programas de TVE en Cataluña, se mostró convencido de que sí. Especificó, sin embargo, que en el caso de El quite su misión es llenar vacíos en una cadena como La 2, adecuada, dijo, "para espacios que combinan reflexión y entretenimiento. Difícilmente este producto tendría sitio en cadenas de mucha audiencia".

Que la fórmula de píldoras televisivas funciona lo viene demostrando en los últimos años la cadena local Barcelona Televisió (BTV), de titularidad municipal y dirigida por el cineasta Manuel Huerga. Esta cadena, sin embargo, no las utiliza simplemente para rellenar la parrilla, sino que la constituyen básicamente. BTV llevó al Miniput ejemplos de su creativa forma de hacer televisión. Concretamente, unas poéticas narraciones de la joven realizadora Mónica Pabón, para quien la cápsula es la medida justa de sus obras. "Un cuento es una historia corta que tiene que ser contada en no demasiadas páginas. Yo lo escribo, pero en el medio audiovisual", comparó.

También dio mucho de sí la sesión dedicada a la moda de los programas protagonizados por personas anónimas. El contraste entre la producción estadounidense First person plural y un capítulo de la todavía inédita serie de TV-3 titulada de momento Explica'ns la teva vida llevó al auditorio a reflexionar sobre dos formas narrativas de contar una historia personal. En el primer caso es la propia directora, la coreana nacionalizada estadounidense Deann Borshay Liem, la que cuenta su vida, la de una niña adoptada por una familia media norteamericana que descubre, ya de adulta, que sus padres no murieron en la guerra, como figura en los papeles de adopción, sino que tiene madre y hermanos en su país de nacimiento, y decide ir a su encuentro. Borshay Liem reconstruye su historia con un material principal: películas domésticas de súper 8 rodadas por su padre adoptivo.

La producción catalana, dirigida por Antoni Tortajada, parte de la historia de Antoni Martínez, un niño que emigra a Barcelona desde un pueblo de Murcia en los años cincuenta, lo que supone para él un choque brutal. Describe a la cámara un Antoni de 54 años que entonces se sentía diferente: no entendía la lengua que hablaban los demás niños, que lo llamaban despectivamente charnego o murciano, y recuerda cómo eso lo marcó mucho tiempo. Otros personajes corrientes, como Carme Sales, contribuyen a recuperar la memoria colectiva a través de sus vivencias.

También fomentaron el debate dos documentales dedicados a dictaduras modernas: Desechos humanos, del estadounidense Jay Rossenblatt, e Imágenes de una dictadura, del chileno Patricio Henríquez, sobre los 24 años de represión pinochetista.

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